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/ OPINIÓN

Meriton-Valencia C.N.F.

22/02/2022 - 

VALÈNCIA. Por fin a todos se nos ha caído ya la máscara. Hacía tiempo que esperaba una rueda de prensa como la del míster Bordalás. No puedo negar la evidencia: siempre he mantenido que el técnico tiene madera para hacer otro mueble algo más decorativo y resolutivo al mismo tiempo, pero, igualmente, he dicho que es lo mejor que le ha pasado al Valencia CF en los últimos dos años. Y lo mantengo: todo. El Valencia CF tiene algo más para jugar un poco mejor y no ser un coladero atrás y, al mismo tiempo, el técnico es, ahora mismo, el único argumento futbolístico que tienes.

Afirmar que los números del actual Valencia hubiesen sido motivo de destitución en el pasado no es ir contra Bordalás, sino dejar constancia de la devaluación que ha sufrido este club y que el domingo recordó el propio técnico. Ni más ni menos. De ahí a querer que se lo carguen es no leer con atención: la destitución de Bordalás sería un error de envergadura, dimensional, incluso. De hecho, si no estamos en el abismo es gracias a que esa identidad del técnico ha ido sacando adelante situaciones muy comprometedoras. Pero los números son terribles y eso no hay que negarlo.

Yo distinguiría entre el Valencia CF (que murió en el 2014) y el Meriton-Valencia Club del Negocio Futbolístico, que nació al morir el histórico equipo de la capital del Turia. El primero llegó a ser considerado el mejor club del mundo ya incluso en el siglo XXI y conquistó varios títulos nacionales e internacionales. El segundo, en cambio, se llevó una Copa del Rey cuando los gestores habituales estaban de siesta y no al frente de la gestión deportiva y económica y su gran mérito pasa por ganar en casa del Ajax por cero goles a uno, con Celades de técnico. Todo lo demás se resume por ocupar un puesto entre el nueve y el doce.

Si el primero ha tenido cien años de historia (que intentaron minimizar los del segundo), el Meriton-Valencia CNF se confirma como un firme candidato al descenso en breves años y, en consecuencia, a un deterioro tan grande que acabará desapareciendo. No tendrá mucha historia este club de Lim, la verdad.

Bordalás vino aquí pensando que firmaba por el Valencia CF, pero conforme avanzaba la temporada descubrió que había firmado por el Merino-Valencia CNF y que este ya no tiene el potencial ni las aspiraciones del primero. Lo mismo le ocurre a Gayá y a Soler, que quieren renovar por el Valencia CF, pero les están poniendo delante el sello del Meriton-Valencia CNF. Daniel Wass se fue porque no quería continuar jugando para un club tan pequeño y Marcos André vino porque seguía jugando para un equipo de mitad tabla para abajo o de segunda, a efectos psicológicos.

La cosa está que el segundo está devorando despiadadamente al primero y lo hace con crueldad, paciencia y cinismo. El primero, además, se queda quieto, viendo cómo al final el discurso del segundo cala en la indiferencia social parapetándose siempre en alguien: sea técnico, o alcalde si hace falta.

Bordalás creía que era el capitán del barco del Valencia CF y se ha dado cuenta que no es ni el timonel de segunda, sino solo el que agita el látigo en galeras para que el barco siga empujando hacia un horizonte que solo saben quienes realmente están llevando la manija de este caótico viaje. Y detrás de esta maraña, el cómplice que todo lo permite en la sombra y que ha vuelto a jugar a una doble carta: Miguel Ángel Corona, que sabe perfectamente qué plan hay para este equipo y calla, disimula, mira para otro lado y hace como que no ve nada. Pero a todos les viene bien usar el nombre del Valencia CF para todo: igual da si es para negociar fichajes que nunca se van a hacer (y los representantes también se cansan, aviso) o como si es para pagar unos cafés o darse de alta, con cierto glamour, en un club de pádel o hacer que te inviten a cenar de vez en cuando en un restaurante, con la promesa de llevar allí a empresarios de otros clubes o a futbolistas.

El Valencia CF ha desaparecido, queramos o no queramos admitirlo. Esto no es lo que hemos conocido ni expresa ilusión alguna. No nos dejemos engañar por una copa que yo no veo tan cercana (falta un mundo). Bordalás certificó la muerte de nuestro club, y lo hizo desde el dolor y la tristeza que jamás van a tener los señores de Singapur. También lo hizo con la honestidad de quien se siente traicionado pero, al mismo tiempo, lucha por cambiar la dinámica del presente a base de sacrificios personales. Si a este Valencia CF le quitas esto, entonces ya no te queda nada de nada. Y en ese caldo, en esa vaciedad, es donde Meriton sabe moverse con desenvoltura.

D.E.P. Valencia CF: te ha devorado el Meriton-Valencia CNF. Se acabó la historia del club: lo de ahora, lo de hoy, es otra cosa, muy distinta en su fondo, aunque use la piel de nuestro club de toda la vida.

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