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Mestalla, morosos en tu zona

6/07/2023 - 

VALÈNCIA. Solo hay una cosa más excitante, al final de temporada, que la rumorología intensa de altas y bajas: el listado de grandes deudores que publica la Agencia Tributaria. Elefantes de enorme trompa y tremendos marrones apalancados para con Hacienda, que somos todos.

La cosa se complica cuando, entre los morosos valencianos, hay un denominador común en la lista de cromos: haber tenido al Valencia bajo sus órdenes. En esta edición salen de la lista Vicente Soriano y Juan Armiñana, dos clásicos de los últimos años. Continúa Juan Soler, a título personal, con cerca de un millón. Bajo la pantalla de la empresa Sociedad Agraria de Transformación Labor de Caballero, se esconde Paco Roig, cuya deuda asciende bordeando los 19 kilos. 

Podríamos darle muchas vueltas a por qué el Valencia está en fallida sistémica, pero se me ocurren pocos mapas más ilustrativos que la morosidad de algunos de sus viejos reyes. La elite (ejem) local que dominó Mestalla unas cuantas décadas fue así. Nos fallaron. Fallaron los controles. Fallaron los reguladores. Traspasada la línea de la desconfianza, todas las opciones en el proceso de venta eran de origen foráneo: sucedía que los de aquí no daban más de sí, pero también que no resultaban creíbles como opción alternativa.

Que un holding sin garantías se quedara al Valencia desde el otro lado del mundo podía parecer exótico, pero era la consecuencia lógica de la suma entre la caída del poder tradicional y el empuje de la especulación globalizada. Apenas unos años antes, y a modo de precuela, unos encapuchados presuntamente latinoamericanos, Dalport, se hicieron con el control. Justo hoy hace 14 años Vicente Soriano -acompañado de un hombre apellidado Zorío- anunció que gracias a la entrada de Dalport SA el Valencia sería "el club más saneado de España", dirigiéndose "a las cotas más altas que el corazón valencianista pueda y deba soñar".

La gran traición pasó desapercibida por la urgencia inmediata de sacar al club del atolladero. Pero, mientras tanto, estaba enterrando el futuro de la entidad. Meriton -el siniestro ganador de la ruleta rusa- tuvo la habilidad de encarnar lo peor de no estar cerca sin aportar lo mejor de no ser como los que había antes. Cuando insistentemente se quieren confrontar las 'inversiones extranjeras' con las 'inversiones locales' se cae en una simplificación equivocada. La importancia, más allá del DNI, reside en tratar a la institución como la que es, y no usarla como un instrumento para intereses privados. 

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