VILA-REAL. El técnico del Villarreal B, Miguel Álvarez, atendió a los medios un día antes de la gran final por el ascenso a Segunda División que su equipo disputará en Balaídos ante el Gimnàstic de Tarragona.
"Llegamos igual que la semana pasada pero un poquito más ilusionados porque hemos pasado un match ball difícil", declaró, refiriéndose a la victoria por 3-1 frente al Logroñés.
El Minisubmarino no ha sido capaz de ganar al Nàstic en las últimas dos temporadas, y sobre ello también habló el jienense. "Los chicos saben que es un equipo que se nos atraganta, que tiene una gran creencia en su entrenador. Lo están haciendo fenomenal", comentó. Alagó las virtudes de su rival, del que dijo que "tiene pocas debilidades".
"Tenemos cierta ventaja ya que nos vale el empate tras 120 minutos, pero ya he dicho más de una vez que nosotros no sabemos salir a eso. Saldremos arriba, a intentar presionar y tener protagonismo", explicó Álvarez sobre el plan de partido.
Recalcó que el objetivo prioritario desde principio de temporada es "mejorar a los chicos, su crecimiento y su valor de mercado." "Después, competir a un gran nivel porque cuando suban arriba con Unai les van a pedir rendimiento inmediato".
Para Álvarez, uno de los mayores logros del conjunto groguet es que no han parecido un filial. "Hemos conseguido dominar muchos registros, que es algo te acerca a poder ser superior al rival."
Sobre el ambiente del vestuario en los días previos a la final dijo que es "muy normal" porque "desde el cuerpo técnico intentamos proyectar esa normalidad". "Es verdad que es un partido importante pero no deja de ser un partido, estamos tranquilos", añadió.
Quiso hacer hincapié en la unión que existe en el vestuario. "Hemos conseguido que sean una familia. Hemos tenido algún conflicto, es bueno que los haya para solucionarlos y ser más fuertes."
Por último, sobre su futuro dejó claro que está muy feliz en Vila-real. "El día que yo quiera me marcharé, y el día que ellos quieran harán que me marche. No te puedes imaginar lo que disfruto cada día de mi trabajo. "
"Llevo cinco años, la gente ya está harta de mí", comentó en tono irónico. El entrenador del filial amarillo terminó explicando que intenta ser feliz en cada momento y que la gente que está a su lado también lo sea.