ALICANTE (EFE). El nadador alicantino especializado en larga distancia y primer español en completar el reto de los ‘7 Océanos’, Jorge Crivillés, afirmó este miércoles a Efe que llevaba diez años sin estar tanto tiempo fuera del agua, en alusión al confinamiento que está siguiendo a causa del coronavirus.
Crivillés, de 48 años, ha tenido que aparcar de momento su próximo reto, la Triple Corona Sudamericana, consistente en una travesía por río entre Uruguay y Argentina, otra en el mar en Brasil y cruzar el Estrecho de Beagle, la frontera más austral del mundo, si bien confía en que una mejora de la situación global le permita retomarlo pronto.
“Intento hacer todo el ejercicio que puedo, pero llevo mal lo de no poder nadar”, admitió el alicantino, quien además dijo que no entrenar en el agua le está provocando dolores de espalda, el motivo por el que, precisamente, comenzó a nadar.
Acostumbrado a retos de gran desgaste psicológico, Crivillés indicó que intenta superar el confinamiento “marcándome rutinas de trabajo y entrenamiento” y confesó “soñar” con que vuelve a nadar en el mar.
“Estoy con mi familia y tengo espacio. No me puedo quejar mucho, pero echo de menos nadar”, insistió el alicantino, quien llegó a ejercitarse durante seis horas al día para preparar sus travesías.
Jorge Crivillés deseó que poco a poco se vaya permitiendo entrenar a los deportistas “sobre todo a los profesionales”.
“Yo al fin y al cabo no lo soy, pero es verdad que los nadadores son los deportistas a los que más les cuesta recuperar la forma. Se dice que se necesita casi un mes por mes parado”, explicó el alicantino, quien recordó que se han suspendido “todas las pruebas y travesías del calendario”.
“Si abres un poco la mano y permites a la gente nadar no creo que haya de repente 40.000 personas en el agua”, insistió Crivillés, quien desveló que durante su último reto en Nueva Zelanda, en el pasado mes de enero, ya comenzó a percibir el peligro de la pandemia.
“Recuerdo que en las escalas asiáticas ya iba gente con mascarilla y había controles de temperatura. Por unas semanas pude hacer la prueba y completar el reto. De haberse suspendido a saber cuándo hubiera podido volver”, recordó.
La pandemia del COVID-19 también ha afectado a su vida profesional, ya que Crivillés es visitador médico y mantenía contacto habitual con centros y sanitarios expuestos ahora al virus.
“Esta situación va a cambiar muchas cosas en las relaciones personales y profesionales. Es mi caso no queda otra que adaptarse a las visitas y reuniones virtuales hasta que se encuentre una solución, porque muchos de los clientes están y expuestos al virus”, concluyó.