VALÈNCIA. Si alguno piensa que tras la racha de resultados y el "arre" de Gattuso a los periodistas, servidor (catalogado por determinado sector como "todomalista") va a empezar a disparar a discreción contra el calabrés, se equivoca.
Y esto no quiere decir que Gattuso no tenga cosas que mejorar, que las tiene. Pero me cansa hacer cada año del técnico el epicentro del termómetro del proyecto. Señalar a los que salen en la foto por estar dando la cara en el día a día cuando los responsables son los que están ocultos, es un anzuelo que uno hace ya mucho que no pica.
Con el tiempo, el mismo entrenador ser dará cuenta que los mismos que le han calentado para disparar contra el entorno y hoy le loan son el peor enemigo que tiene. Le pasó a todos sus predecesores.
Sobre el episodio de la rueda de prensa del sábado sólo añadiré tres matices:
1-Que el primero que pone las palabras de Gattuso bajo sospecha es el propio club al eliminarlas de la transcripción que hace de las ruedas de prensa en su web oficial.
2-Que si Gattuso alude a un error por el idioma y se enfada porque se dude de su profesionalidad, no puede él dudar de la del periodista que reproduce sus palabras. O hay presunción de inocencia para todos, o para ninguno.
3-Y por último, que por más que Gattuso quiera, lo sienta o lo intente, es imposible borrar el contexto del lugar al que ha venido. Una ciudad en la cual en año y medio han salido (contando las tres manifestaciones) 30.000 personas a la calle para pedirle al propietario que se marche. Y que el propio máximo accionista en la entrevista de 2021 en el Financial Times dijo abiertamente que la compra del Valencia CF fue fantástica para hacer negocios, y que no tiene plan alguno para el club más que levantarse cada mañana y ver qué pasa.
Dicho todo esto, el modus operandi se repite más que el ajoceite. Proyecto nuevo, "dejen trabajar", "este entrenador es el bueno", vender a los buenos, traer cedidos, libres o algún futbolista de Mendes, y cuando el equipo no funcione cargar toda la culpa sobre el técnico (Celades, Gracia, Bordalás...).
Gattuso lleva la penitencia encima de mostrarse muy próximo (por devoción o necesidad, sólo él lo sabe) a la propiedad. Y aún así, es la persona cercana a Meriton que más se ha acercado a contarnos la realidad y las carencias del proyecto.
Que al entrenador se le está "haciendo bola" este tramo final antes del mundial es una evidencia tan incontestable como la tardanza en los cambios o la falta de reacción cuando el rival mueve las piezas. En eso debe mejorar.
Pero, ¿y el equipo? ¿Qué armas tiene para contrarestar a los rivales? Puede que algunos puntos que se hayan quedado por el camino sean responsabilidad del técnico, seguro. Pero no se engañen, un servidor aprecia una plantilla muy justita ¿Con qué suples los 22 goles que se te han ido a la Premier y al PSG (los de Guedes y Soler), que hoy serían titulares con la gorra en este equipo? ¿Tendrías muchos más puntos con cualquier otro entrenador y estos mismos recursos?
El propio Gattuso habló de lo que le faltó al equipo para ganar en Anoeta tras muchos minutos con un hombre más sobre el terreno de juego: " Nos ha faltado atacar más la profundidad. Tocar de primeras, un regate para romper línea, chutar más de fuera..." Oigan, estas cosas no las puede hacer Gattuso. Esto es tarea de los futbolistas. Y dando por sentado -porque me consta- que la plantilla se entrega al máximo en el trabajo diario, da para lo que da. Por más dolorosa que sea para los castillos en el aire y la propaganda, la frase de los 40 puntos "y luego ya se verá" es una realidad palmaria.
Dejemos de mirar al banquillo cuando es la gestión del que se levanta por las mañanas en Singapur a 11.000 kilómetros y mira a ver qué pasa que es quien lo ha vendido todo y no ha traído nada de un nivel similar ni parecido. Dejemos de apuntar al entrenador de turno (sin que ello signifique falta de exigencia) y pongamos la mirada en el palco y en la gestión. Sólo así separaremos el polvo de la paja, y el humo y la propaganda de lo que viene aconteciendo desde el verano de 2019.
Sólo así entenderemos que, por mucho que nos sirvan en bandeja las ruedas de molino para comulgar con ellas, una petición pública de un entrenador sobre las carencias de su grupo -hecha con la sana intención de mejorar y competir- no es una insubordinación intolerable.
Por más que los súbditos del amado líder pierdan el lugar donde la espalda cambia su casto nombre para asesinar al entrenador (uno por año) al que encumbraron meses atrás en el inicio de cada campaña, que el míster de turno ose realizar una petición pública para señalar los defectos de la misma es algo normal aunque ello conlleve señalar la raíz del problema (es decir a aquel que no pone ni uno para hacer un proyecto competitivo).
Si alguien quiere matar a Gattuso, es libre de hacerlo. Pero no cuenten conmigo.