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opinión pd / OPINIÓN

No puedes escapar del Valencia

21/01/2021 - 

VALÈNCIA. Si yo lo entiendo. Dan ganas de echarse al monte de la Liga. De meterse en cualquier secta oportunista que te proclame discípulo de una causa justa. Esto no tiene que ver con la añoranza, o al menos no solo tiene que ver con la añoranza. Sino con la voluntad de querer escapar. Tú que proclamaste con vozarrón aquella cita de frontispicio por la cual el Valencia es un estado anímico traccionado por la voluntad de querer llegar, te encuentras con el deseo de emanciparte del club, de encontrar señuelos en ventanillas ajenas.

Escapar para sobrellevar todo esto. Caen en racimo sabiondos que se han marchado y hablan de lo complicada que es Valencia, de lo felices que están en su nuevo destino. Que dices… chico, haber salido antes, cómo pudiste soportarlo; pobre, cuánto sufrimiento. Perpetúan la confusión entre club y propiedad, entre permanente y transitorio. Demuestran escasa inteligencia emocional. Lo que el Valencia necesita de los suyos -que se fueron- es refuerzo, recordarnos la capacidad del club para sobrevivir a un carrusel de sátrapas que invadieron Mestalla con el método del butrón de Troya: crear la necesidad de abrirles las puertas para acto seguido desplumarnos.

Del Valencia, tengo una mala noticia, no se puede escapar. Incluso habiendo dimitido de todo afán emocional. Colecciono estos meses testimonios de antiguos militantes que han vuelto al redil interpelados por el reto mayúsculo de recuperar un club metido en el zulo. También comandos dormidos que ni sienten ni padecen por el Valencia pero lo harán en cuanto suenen las primeras sirenas.

Perdidos en el intercambio de a quién echamos más de menos, de si podemos alegrarnos o no por el bien ajeno (¿alguien le ha preguntado a Pablo Machín? Debe ser él quien nos conceda permisos) desperdiciamos quizá la parte sustancial: cómo resolver el enigma de estar en contra y a favor del Valencia al mismo tiempo. En contra porque la propiedad se ha adherido al club como esa carne que no se despega del hueso. A favor porque club y propiedad son cosas diferentes y poseer no es lo mismo que ser. Balancearse entre las dos dinámicas tiene el peligro de pasarse de frenada y acabar desprestigiando a una institución capaz de soportar las peores plagas… pero también quedarse cortos, ser complacientes, excusar a unos tipos sin excusa. 

Resolver esa complejidad es parte del futuro inmediato del Valencia. Las soluciones no parecen pasar por la nostalgia del futuro. 

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