El revulsivo de Espí es necesario

VALÈNCIA. El Levante respiró el somnífero de Calleja y el Oviedo acabó sacando un valioso punto de Orriols. El conjunto granota fue más productivo que su rival pero no fue lo suficientemente certero como para evitar que el paso de los minutos pesara en las piernas. Morales erró dos ocasiones claras y Romero no termina de encontrar continuidad. Mientras, Espí gozó de demasiados pocos minutos para lo que se vio sobre el césped. El encuentro, mientras parecia adormecerse, parecía pedir a gritos la referencia que supone el delantero valenciano. Es necesario su perfil como revulsivo. Estas son las notas de Plaza Deportiva tras el Levante - Real Oviedo:

Andrés Fernández (6): Fue importante, de nuevo. Paró a Moyano una intentona lejana que bien pudo complicarle. Seguro, en líneas generales.

Andrés García (6): Lanzado. Empezó muy potente. Da la sensación de que le falta una referencia en ataque con la que asociarse una vez alcanza línea de fondo. Una figura a quien poder centrar. Fue diferencial, una vez más, cuando sorprendió en ataque y encontró espacios.

Elgezábal (6): Seguro. Es el líder de la zaga de Calero y fue clave para sostener a Alemao. La producción del Oviedo en ataque no fue suficiente para hacer tambalear al vasco.

Cabello (6): Bien. Perfecto al corte, aunque sufrió bastante en el cuerpo a cuerpo con Alemao. 

Marcos Navarro (6): Correcto. Difícil la tarea de suplir a un Pampín que ya se había hecho el molde del plan de Calero. Más si cabe cuando llevaba sin reaparecer desde agosto. Estuvo bien, rápido al corte y sostenido en ataque. Muy pendiente de las ayudas. El partido conservador del que no quiere desentonar.

Oriol Rey (7): Básico. Incrustado entre los centrales, en corto y, esta vez, también en largo. Para Calero, el centrocampista catalán es básico en su medular. La idea del técnico no se entiende sin Rey en la medular. Trabajo invisible e impecable en las coberturas, aunque Calero le sustituyó en busca de un giro ofensivo a su plan mientras la 'ley Calleja' conquistaba Orriols.

Kocho (6): Activo. Fue el jugador de más recorrido en el centro del campo y tuvo oportinunidad de anotar en a balón parado, de cabeza. Clave, pero fue insuficiente.

Pablo Martínez (5): Suficiente. Empezó muy activo, aunque fue diluyéndose en la primera mitad. El equipo le necesita.

Carlos Álvarez (6): Lo llevan frito. El de Sanlúcar continúa a la suya. Móvil, indetectable, un dolor de cabeza para el Oviedo. Por fuera y por dentro: Dani Calvo, Rahim... Volvió loco a todos en varias acciones. Además, se vistió de recuperador, pero no terminó de encontrarse cómodo.

Brugui (5): Apareció tarde. No fue el mejor encuentro del catalán, que estuvo desaparecido durante gran parte de la tarde. Desplegó trabajo, pero fue poco protagonista en el plan ofensivo.

Morales (5): Sin efecto. Le pesaron los dos errores en el primer tiempo. En el primero, con un punto de mala suerte, golpeó al aire una pelota que paseaba sobre la línea. El segundo, en un intento de vaselina que se le marchó desviado. No parecía la definición más complicada en el repertorio de un Comandante que pasó desapercibido.

Fabrício (5): Regreso. Dos meses después, el brasileño está de vuelta. Y puede ser una figura aprovechable, pero se le vio fuera de forma, todavía. Le falta ritmo de competición, claramente.

Romero (5): Suficiente. Necesita más minutos, algo de continuidad, para aportar. Es como un círculo sin cerrar. Parece que puede dar más, pero no tuvo tiempo.

Iborra (6): Eje. Buenos minutos de Iborra actuando en la base. Fue la boya del Levante en un momento en que Calero quiso lanzar al equipo en ataque.

Lozano (-): Mal. No está. Errático.

Espí (-): Derroche de fuerza. Le faltaron minutos. El ariete de Tavernes tuvo que ingresar antes en un encuentro que, a medida que pasaron los minutos, parecía diseñado para su oportunismo. En pocos minutos, tan solo uno más el descuento, exhibió derroche de fuerza y recorrido, incluso en ayudas atrás. Con tan poco tiempo, no es puntuable pero sí dio la sensación de que hubiese podido desatascar, o al menos proponer algo distinto a un Levante que cayó en el somnífero del Oviedo.