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Ona Carbonell: "Me encantaría volver a la competición después de ser madre"

7/05/2020 - 

Ona Carbonell, nadadora olímpica y capitana del equipo de natación sincronizada, en su CaixaBank Talks LIVE del pasado jueves “El poder de la adaptación” explicó por qué los que llegan a lo más alto y consiguen los retos más difíciles, son los que mayor capacidad de adaptación tienen. En un momento como este, en el que todos tenemos que adaptarnos y cambiar nuestra forma de vida, nuestra rutina o nuestras costumbres, solo los que sepan adaptarse saldrán más fuertes en lo que a objetivos profesionales se refiere.

La iniciativa se enmarca en las CaixaBank Talks, que se llevan normalmente a cabo en las oficinas Store y All in One de la entidad, y que a partir de ahora se desarrollarán también en un nuevo espacio virtual de CaixaBank. Se trata de una serie de charlas y talleres de interés, impartidos por expertos de primer nivel, enfocadas a los diferentes tipos de clientes, con temáticas diversas, actuales y de interés. Las charlas están abiertas al público de manera gratuita y el formato permite la interacción con la opción de que los asistentes virtuales planteen preguntas a los ponentes.

Ona Carbonell, es un ejemplo de superación y fortaleza, en su participación en los últimos siete mundiales ha conseguido 23 medallas y se ha convertido en la mujer con más medallas mundiales de la historia.

La nadadora española aseguró estaría encantada de "volver a la competición después de ser madre", aunque tiene claro que ahora su principal objetivo es "formar una familia y cuidarla", algo que ya explicó tras su retirada temporal a finales del pasado año.

"Intento vivir el momento, disfruto de cada cosa y del embarazo, pero ahora mi única prioridad es mi familia y lo va a seguir siendo. Desde que hice este parón mi intención es crear una familia y cuidarla. Me encantaría ser madre y volver a la alta competición. No es fácil y veremos cómo va pasando todo", dijo Carbonell en la CaixaBank Talks.

La barcelonesa de 29 años, que dará a luz el próximo mes de julio, reconoció que no había estado "tanto tiempo parada" nunca en su vida. "Lo que más echo de menos es el agua. Estoy más en ingravidez que bajo la influencia de la gravedad, es extraño, pero me siento afortunada por toda la gente que tenemos a nuestro alrededor que trabaja en primera línea de batalla para acabar con el virus", comentó.

"Aprovecho este tiempo para reinventarme un poco. Estoy estudiando a ver si termino la universidad de una vez, también estoy cocinando, que me encanta, y participo en iniciativas como esta con tal de aportar mi granito de arena", dijo la catalana, ganadora de 23 medallas en Mundiales, la mujer que más tiene en toda la historia.

Preguntada por el pasado y todo lo que ha vivido para llegar a la cima, Carbonell admitió que "nada es sencillo cuando buscas la excelencia, pero no sólo en el deporte, sino en cualquier profesión. De eso me di cuenta en 'MasterChef'. La adaptación es fundamental. Hasta que no empecé a tener más experiencia y el bagaje de los años no me di cuenta de muchas cosas en mi vida", agregó.

"Siempre recuerdo una frase de una entrenadora que me dijo hace muchos años: 'Los buenos se quejan y los mejores se adaptan'. Y es verdad. Todos en nuestra vida y en nuestra profesión tenemos que adaptarnos. En el deporte, al rival, a la temperautra del agua, a los entrenadores que no eliges. Los que llegan arriba no tienen por qué ser los que más condiciones tienen", apuntó.

"Al final son los que se adaptan a todo. Y son los que se han caído, se han lesionado, han tenido errores y se han levantado más fuertes. Todos perdemos muchas veces en la vida. Estuve ocho años para llegar a mis primeros JJOO, pero ahora todo es muy bonito si miro las medallas", manifestó Carbonell.

"Casi entro en una depresión en 2008"

Por otro lado, Carbonell también habló sobre la dureza del deporte de alto nivel y los retos que no se superan. "Casi entro en una depresión, quise dejar el deporte, pero luego me levanté. Entrenaba 60 horas a la semana y al final conseguí esa plata y ese bronce olímpico. Muchas veces me pregunto si hubiera conseguido estos resultados si no me hubiera caído", aseveró.

"Cuando no fue a Pekín 2008 fue una derrota absoluta. Dejé el colegio lo hacía todo a distancia, no iba al cine, solo entrenaba y entrenaba y renuncié a todo. No veía a mi familia y no iba a bodas, ni bautizos. Tras cuatro años luchando mi mundo se desmoronó. Pasé por una etapa muy dura y casi caí en una depresión", admitió con franqueza.

"Mi familia es quién me pone las tiritas cuando estoy mal y me abraza. Pasé ese duelo, no lo entendía, tuve rabia, y luego vino esta fase de aceptación. La medalla es algo que dura tres minutos, pero lo que te llevas de por vida es este camino que te crea como deportista y como persona", finalizó.

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