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El relato

7/03/2020 - 

La decisión de las Autoridades Sanitarias acerca del cierre de La Fonteta y Mestalla en la política de contención de la transmisión del Covid19 ha abierto un lógico debate en la sociedad valenciana que ninguno de los protagonistas se ha atrevido a enfrentar de cara y sin complejos. Cabría aquí la excepción de Valencia Basket que sí aportó un argumento de peso explicando públicamente que ‘su’ partido podía quedar excluido del protocolo por no haber vendido entradas en Italia pero... ni eso le sirvió para librarse del ‘cerrojazo’ pese a que hubiera quien pudiera pensar que la fuerza del ‘patrón’ derribaría cualquier dificultad. En el caso del Valencia CF el silencio sepulcral es el que ha presidido su estrategia que tampoco ha terminado sirviendo de nada: por mucho que hayas filtrado tu disconformidad a medios afines en base a unas supuestas gestiones con el Ministerio de Sanidad saltándote a las autoridades autonómicas que han acabado en nada, si es que llegaron a existir, y por mucho que hayas agitado el avispero en entidades sometidas como la Agrupación de Peñas... las puertas de Mestalla estarán cerradas al público el martes con el evidente perjuicio que ello supone desde el punto de vista competitivo. Pero... no ha habido ningún posicionamiento público, al contrario que el Valencia Basket, porque, paralelamente, el Club había bunkerizado literalmente al equipo por miedo al dichoso virus añadiendo gravedad a ya de por sí grave situación.

Pero quisiera detenerme en la otra pata del banco: las autoridades sanitarias que tienen la abrumadora responsabilidad de adoptar decisiones adecuadas ante una amenaza real e importante como la que tenemos entre manos.

Vaya por delante que no me alinearé con quienes ven en tal decisión una confabulación contra el Valencia para que no se clasifique para cuartos de final de la Champions como si los cuatro goles encajados en San Siro en un partido vergonzante fueran culpa de la Consellería de Sanitat y también vaya por delante que las medidas a tomar en un caso del calado de este entiendo que deben corresponder a los expertos en la materia. Todos, y los periodistas los primeros, caemos habitualmente en la tentación de ser entrenadores, directivos e incluso Ministros pero cuando los que está en el centro del debate es la Salud de la ciudadanía .... no seré yo quien se atreva a sentenciar qué decisión es la correcta tanto si se refiere a un partido de fútbol como si atañe a la celebración o no de las fiestas falleras. Me duele que el Valencia no pueda contar con su afición como me dolería en el alma que tuviésemos que ‘guardarnos’ las Fallas hasta 2021 pero, sinceramente, entiendo que las decisiones están en manos de las autoridades y que será el tiempo quien diga si son o no las más adecuadas. Pero, siendo de vital importancia que acierten en sus políticas, también entiendo fundamental que sean capaces de explicarlas cuando afectan a una fibra tan sensible y, en ese particular, el fracaso es estrepitoso.

Empezó la Sra. Hermelinda Vanaclocha explicando, en una comparecencia delirante, que ella no tenía porqué saber que el Valencia había jugado en Milán y su argumento de peso era que no tenía por qué saber de fútbol. Como si el hecho de que 2500 valencianos hubieran estado expuestos al contagio en una zona de riesgo tuviera que ver con las aficiones de la susodicha señora. Una vez aparcada en doble fila Doña Hermelinda, asumió la ‘puesta en escena’ la propia Consellera de Sanitat y tampoco ha sido capaz de hacer entender ni sus decisiones, ni las que le vienen marcadas desde la capital de España. Más allá del hecho de no saber ni el nombre del Valencia CF -que debería saberlo por ser la entidad civil más importante de la Comunitat Valencia y porque una comparecencia de prensa conviene prepararla para no hacer el ridículo- no se ha sabido hacer entender. Cuando las autoridades no son capaces de sostener un relato solvente, este queda desprovisto de cimientos y expuesto a la especulación. Lo que han hecho las autoridades con los dos eventos deportivos en cuestión es, simple y llanamente, tratar de disuadir a aquellos habitantes de zonas ‘contaminadas’ de que vengan a Valencia para perseverar en la contención del contagio que es lo único que pueden hacer desde su competencia. Si hubieran sabido explicar que existe un tratado de rango europeo que atañe a la movilidad de los habitantes de la propia Unión Europea y que NO está a su alcance prohibir a ningún italiano que viaje donde le parezca. Si hubieran sabido explicar que sólo en el seno de la ‘Unión’ existe la capacidad para limitar la movilidad de los ciudadanos europeos hubieran podido contener el discurso de quienes han venido argumentando aquello de que ‘no dejen venir a los italianos’. Y si tuvieran la valentía de explicar por qué no se aplican criterios similares a aglomeraciones de otra naturaleza, serían mucho más creíbles pero... no han sabido hacerlo. Quiera Dios que tengan mayor tino a la hora de preservar la salud de la globalizad de la ciudadanía ya que no han sabido explicar el ‘por qué’ de sus decisiones dejando que el relato de una crisis sanitaria navegue a la deriva por los complicados vericuetos de las redes sociales.

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