Ante las muchas incongruencias que se están dando con el temita del coronavirus, mejor no decir lo que pienso, porque parece que puedes hablar sin conocer los detalles, pero lo cierto es que no tiene sentido cerrar un estadio de fútbol (sin la presencia de los posibles afectados italianos que ya no pueden venir) por la aglomeración de gente, y no cerrar centros comerciales, celebrar manifestaciones multitudinarias y otras miles de cosas que, visto lo visto, pueden celebrarse sin problema. Lo peor de todo es que ya no solo nos vamos a privar de ver Mestalla lleno, sino también de poder escucharlo, porque los medios de comunicación tampoco podrán pasar, así que, para quienes no puedan verlo, el del martes será un partido fantasma. Y me pregunto yo: ¿Y si el Valencia CF elimina a la Atalanta… volverá a jugar a puerta cerrada? ¿y la Final de la Champions será a puerta cerrada? ¿Y la de la Copa del Rey? ¿Ahí habrá o no habrá arriesgo de contagio? Menos mal que está Parejo para hablar, porque al club le ha venido de perlas esta situación anómala para plegarse en un silencio que suena más a complicidad que a otra cosa, porque así nos evitamos hablar de la pobreza que nos rige. Pues vale, hablaremos los demás.
Sigue en el aire el asunto del central, con un Feddal subido a la parra, creyéndose Baresi y un Valencia CF doblegado por la improvisación y la falta de medios económicos. Pero si la Academia no es capaz de dar un central suficientemente bueno como para cubrir lo que hay, entonces habría que plantearse muchas otras cosas, porque tampoco ha podido dar un lateral derecho de mínimas garantías. Dicho esto, al final el experimento Lim-Mendes, del central y el lateral ha vuelto a ser, como siempre, un desastre, una engañifa. Lo peor es que no solo te quedas sin rendimiento en el terreno de juego, sino (y sobre todo) es esta sensación de pobreza, de que tienes los bolsillos vacíos después de las noches de vino y reservados, a lo grande. Se acabó la barra libre, me temo. Y me temo también que lo que nos queda por delante son noches de nostalgia, de triste y decadente nostalgia al calor de un vino de tetrabrik si no nos clasificamos para la Champions, que es lo más probable. En el fútbol la improvisación es muy mala consejera, y aquí no deja de dar consejos al oído a quien, precisamente, no es muy dado a escuchar a quien realmente sabe de qué va el fútbol: ojo, el fútbol, el deporte, lo que ocurre en el campo, porque sí tiene mucha gente que sabe cómo funciona el negocio del fútbol, que es otra cosa muy distinta.
En medio de todo esto queda la plantilla, que hace lo que hace sobre el campo. Y ya no es cuestión de tener más o menos bajas, sino de pensar que, los que tienes disponibles, están en muy baja forma y no alcanzan al nivel de juego que necesitas para ganar. Véase que esta liga estaba bien, incluso, para estar hasta cerca del subcampeonato, pero, por el contrario, estás fuera de Europa. Solo la irregularidad de todos los de arriba te sigue dando posibilidades de engancharte a pesar de que ni tan siquiera logres hacerlo. Dentro de lo irregular y mediocre tú estás siendo más irregular y más mediocre que los seis o siete equipos que te superan en la tabla de clasificación.
Los motivos de este nivel tan bajo de juego y resultados, que ha superado ya el margen temporal de una minicrisis al uso, también cabría encontrarlo en la carencia de ideas para darle forma a un equipo que ni ataca bien, ni defiende bien. Celades, que me parece buen tipo y con gran sentido de club, no acaba de encontrar explicación a por qué, si su equipo quiere ser alegre en ataque, tengas registros goleadores tan bajos, con una delantera incapaz de enchufar ni un solo gol en las últimas fechas. Por supuesto, tampoco defiendes bien, porque tu portería es un coladero y todos te marcan haciendo muy poco. Por cierto, qué cara de susto tiene siempre Cillesen cuando cuelgan balones al área. Entonces, si no defiendes bien y no atacas bien ¿qué haces para ganar un partido? Ponerle alma al asunto cuando el espíritu de Mestalla te lleva en volandas y rezar para que no te hagan gol a las primeras de cambio. Yo, personalmente, creo que el Valencia CF es uno de los equipos peor trabajados de primera división, tanto física como tácticamente, pero ni mi opinión cuenta ni puedo hacer otra cosa que seguir animando a este equipo que lucha contra sí mismo, contra los elementos, contra el VAR (lamentable lo de este año) y contra el silencio.
Dentro de la historia de este club este año no pasará el corte, sin duda: algo me dice que somos más pequeños, como equipo, que ayer, que hace un mes, que hace un año, que hace cinco años, más pequeños que cuando vinieron los buenos a salvarnos, aunque tengamos más presupuesto. A pesar de todo, ¡Amunt sempre!