Lim, Murthy y compañía no mienten nunca, porque ellos dicen su verdad, que solo está en disonancia con la verdad de millones de personas, que no ven lo mismo que ellos. Deben cambiar los demás, seguramente, porque estaremos todos viviendo una gran mentira, al estilo Matrix: cegados por una apariencia engañosa, y donde vemos desafío ellos ven orden; y donde percibimos prepotencia ellos ven solo respeto; y donde ellos ven xenofobia, nosotros solo vemos desprecio para quienes son acusados injustamente de racismo. Son puntos de vista, como los colores.
La penúltima verdad de Meriton es hacernos campeones, con la actual desgobernanza del club (no existe política deportiva), en diez años. Es cierto que no han dicho tampoco de qué categoría de la competición española, así que igual en Segunda o Segunda B podríamos proclamarnos campeones, como seguramente el Deportivo de la Coruña. Todo es cuestión de tener fe en su gestión.
Pero vayamos a repasar un poco de fútbol para ver por qué su teoría es buena: como todo el mundo sabe, el Athletic de Bilbao, nuestro último rival en Liga, tiene una clara filosofía de cantera, basada en un concepto de identidad extremo y muy elogiable, que lo hace distinto en todo el mundo. Se creen esa filosofía y la ejecutan, de principio a fin, en todo. Lo llamativo es ver cuántas veces se ha clasificado este equipo para jugar la Champions en los últimos veinte años, por ejemplo; o cuántas ligas ha ganado con esa filosofía. Es más, habría que ver cuántas veces las ha disputado con opciones y las ocasiones en las que ha ganado la Copa del Rey, aunque haya llegado a un par de finales en lo que llevamos de siglo XXI. Incluso en este caso, que tienen muy clara una filosofía de juego y una estabilidad emocional muy bien asentada, el Athletic ha estado más veces coqueteando con los puestos de abajo que con los de arriba. Si este es el modelo, apañados vamos, porque a nosotros nos falta algo que el Bilbao tiene de sobra: identidad, personalidad. Y eso les salva casi siempre.
Otros ejemplos son el Villarreal y el Sevilla, con políticas muy distintas: el Villarreal se lanzó a una idea de equipo basado en su excelente escuela, con cierta premura. El resultado fue con el equipo en Segunda, reciclándose y entendiendo que, para ser productivos desde abajo, había que rodear a esos chicos de varias cosas: buenos jugadores, veteranos, con hambre, con temple, con un ambiente propicio que facilitara su crecimiento personal y profesional y sin urgencias de resultados. Una vez lo entendió, comenzó a subir posiciones en el campeonato, pero lo cierto es que podríamos hacernos la misma pregunta: ¿cuántas ligas? ¿cuántas veces se ha clasificado para Champions en los últimos veinte años? ¿y títulos como la Copa o finales, incluso? Ahora, que compite, saca jugadores todos los años y les rodea de todo lo necesario para hacerse piezas claves en el equipo. La diferencia es que en el Valencia no hay dirigentes como en Villarreal, así que este modelo se me antoja nulo por estos lares.
El Sevilla tiene otra idea: lo bueno de la escuela hispalense lo cede, no lo quiere en su plantel, porque el Sevilla necesita jugadores hechos y que puedan ofrecer rendimiento inmediato para entrar en Champions, competir en Liga y ganar en Europa. El número de futbolistas cedidos en primera división es elevado y todos destacan con sus equipos. Es lo que debería haber ocurrido con Kang In, por ejemplo. Este podría ser un modelo a seguir, lo que pasa es que allí hay toda una estructura deportiva que aquí han desmantelado por completo.
El Mestalla está mal construido y Óscar Fernández está haciendo lo que puede con un equipo hecho a retales. No les añadamos más presión a estos chavales, que bastante tienen y están pensando que los siguientes en ir para arriba son ellos, no por rendimiento en el campo, sino por fatalidad, así que su cabeza no está en forjarse como jugadores, sino en hacerse tómbolas mentales que no les toca; porque entienda, señor Murthy, que un canterano debe pensar que puede subir al primer equipo porque está creciendo como jugador y no porque no hay remedio. Lo primero suele dar resultado, pero lo segundo suele apelmazar las piernas de los chavales.
La verdad (no la de Meriton, claro) es que el referente más claro en Europa es el Ajax, pero pensemos dos cosas: por un lado, llevan más años que el propio país de Singapur con una filosofía deportiva; y por el otro, no es lo mismo competir en Holanda que en España. Además, recientemente, el propio entrenador del Ajax ha puesto al Valencia CF como un mal ejemplo a seguir. Con eso lo hemos dicho todo.
Vernos campeones en diez años cuando todos sabemos que esta misma plantilla, que va bien justita para estar séptimo, ni tan siquiera estará en los próximos dos años, me parece un movimiento de trilero. Porque no hay plan realmente: no hay diseño de club, no hay planificación, no hay dirección. Y es más ¿qué técnico, con la auténtica posibilidad de hacerte campeón, va a venir aquí? Ninguno, porque hasta Javi Gracia es un técnico de media tabla (muy honrado y en el que confiamos, eso sí), que no ha ganado nada de nada en ningún sitio y es de lo más potable que has podido encontrar por ahí. Y gracias. A pesar de todo, no hace que este equipo funcione. Por algo será.
Supongo que el Infantil A de la Academia tiene una veintena de chavales que, en diez años, nos harán campeones, porque para entonces Gayá ya no estará jugando ni Soler tampoco, por poner ejemplos de jugadores que hoy son banderas que no estarán en diez años. Ya les estamos jubilando o vendiendo, de antemano. Solo quedan nueve años y medio para ser campeones. Esa es sí es una verdad sin paliativos tras las palabras, siempre audaces, del gran presidente del club: vidente y asesor de la guía gastronómica Michelín. No sé cómo no nos damos cuenta de su enorme valía.