VALÈNCIA. El compás de espera para la salida de Pablo Martínez va llegando a su fin. La dirección deportiva del Levante tiene asumido, desde que se confirmó el nuevo no ascenso y abrió la actual ventana de transferencias, que el madrileño saldrá este verano. También se vislumbraba que lo haría en los últimos coletazos del mercado porque, si bien el nombre del '6' granota aparecía en varias listas de clubes de Primera División, pocos lo recogían entre sus opciones prioritarias. Es por eso que Felipe Miñambres nunca dio por seguro el traspaso de Pablo al Rayo Vallecano antes incluso de un 30 de junio que, como ya es costumbre, supone un punto de toque en los presupuestos.
Felipe sabe que, salvo sorpresa mayúscula, Pablo Martínez saldrá. Ha de ser así. El objetivo del astorgano en el mercado no es solo cuadrar balances, ni tampoco únicamente brindar a Julián Calero una plantilla competitiva para poder marcar el play off como objetivo real del curso. El Levante necesita sacar tajada económica de sus mejores futbolistas y, hoy, Pablo es el jugador franquicia. El más revalorizado de la categoría de plata. Por eso el director deportivo pretende estirar el chicle lo necesario para que la venta del madrileño sea lo más beneficiosa posible para las arcas de Orriols. Esperar el momento y vender al mejor postor.
El Real Valladolid fue el club que la pasada semana tocó a la puerta. Tocó y, al entrar, puso encima de la mesa una oferta real. Tal y como adelantó Cope Valencia, el millón y medio de euros que el Pucela estaba dispuesto a desembolsar no convenció al Levante. Al menos, ahora que los pretendientes se van apelotonando en la puerta conforme avanza el mes de agosto y los 'primeras espadas' del mercado encuentran destino, o sus futbolistas hacen las maletas. La salida de Monchu rumbo a Salónica fue la que aceleró el interés vallisoletano.
Pero no es una situación exclusiva. Otros clubes apuran sus mercados y próximos traspasos provocarán el 'efecto dominó' necesario para que afloren nuevas ofertas por Pablo. El caso de Javi Guerra es otro de los posibles desencadenantes del adiós del centrocampista todavía granota. Si el de Gilet termina saliendo -su traspaso al Atlético de Madrid quedó frenado durante la madrugada del lunes después de que trascendiera el acuerdo total entre clubes la tarde anterior-, Pablo Martínez es una de las alternativas de referencia que brillan en la libreta de Miguel Ángel Corona.
Mientras, Miñambres vive pendiente de los vaivenes de los equipos que han levantado la mano por el jugador. Y va a apretar al máximo para extraer el máximo jugo económico. La intención, hoy, es sacar una cantidad que ronde los 3 millones de euros, entre fijo y variables, por el traspaso del mediocentro, con contrato hasta 2026 y una cláusula inaccesible de 80 millones. En el Levante existe el sentir de que ni Pablo ni su entorno van a declararse en rebeldía para precipitar su salida. Sea como sea, movimientos de esta semana pueden arrojar luz sobre su salida. Dependerá del propio Levante, que habría de encontrar alternativa en el mercado para sustuirle y tapar los agujeros de la zaga y el lateral derecho.