Hoy es 4 de octubre
VALÈNCIA.
El empate del Llevant ante el Cádiz (2-2) será recordado como el partido del triple homenaje: al futbolista argentino Augusto, al árbitro Estrada y a las transiciones defensivas de dudoso gusto que el Llevant viene regalándonos durante todo el curso. Un momento de gloria para cada protagonista, empate final y todos felices.
¿Quién es Augusto? ¿Alguien recuerda un paseíllo con el partido en marcha de jugadores de ambos equipos y árbitros, a domicilio y con la afición rival aplaudiendo de pie? Yo no. Es probable que no tenga precedentes: ni Maradona, ni Pelé, ni Cruyff, ni Caszely, ni Juanito Puig, ni Agustí Dolz. La hinchada granota, tras catorce meses fuera de Orriols, tenía ganas de aplaudir a rabiar lo que fuese, y como había poca cosa merecedora de elogio en su equipo, se volcó con el tal Augusto. El episodio fue esperpéntico, un expediente X de Orriols al nivel del fantasma que dijo ver Duda en la portería de la grada sur, en aquel encuentro contra el Málaga.
Estrada también tuvo su momento de gloria, para despedirse del arbitraje de élite. Los equipos le hicieron el segundo paseíllo de la noche. Antes de eso muchos futbolistas lo abrazaron, lo besarone incluso me pareció ver a Coke leerle unos versos de Lord Byron. Por supuesto nadie le protestó que sólo añadiera tres minutos, justo los que se perdieron con los parabienes a Augusto. Qué más daba ya el partido y la temporada. Todos estaban con la lagrimilla a flor de piel. Tampoco es muy habitual que dos equipos se rindan así a los encantos de un trencilla. Y es posible que el paseíllo final tampoco tenga precedentes. Supongo que la explicación estará en volver a disputar un partido con público y la ensalada de emociones que eso representó.
El tercer homenaje fue menos estrambótico, más previsible para cerrar un ciclo catastrófico: 9 puntos de 39 posibles desde la eliminación copera; 3 de los últimos 24. Se trató del tributo a la transición defensiva que acaba en gol encajado. Dos así, en un solo partido. Un montón este año. En el primero Malsa regaló el balón en el balcón del área del Cádiz, Melero pareció hacer un interruptus en la contra, pero dio una segunda oportunidad. El Llevant replegó fatal y Negredo hizo el empate. El 1-2 llega tras un córner terrible, un robo amarillo y una contra letal en que Akapa marca un golazo.
La ovación con más sentido de la noche fue para Fali, el gitano granota, cuando Pau Ballester dijo su nombre por megafonía. Tuvo algunos duelos bonitos con Roger y estuvo sobrio todo el partido, un auténtico central de jerarquía, un gerrillero del mundo del fútbol de corazón levantino. Volvió a recibir el calor de la grada en el 48’, al sacar el balón desde atrás, con seguridad y firmeza. Esas palmas fueron pura poesia. La pitada se la llevó Negredo, por xoto. Eso le cantó la grada, entre silbidos, cuando lo cambiaron de verdad y también un poco antes, cuando pareció que lo iban a hacer.
Los goles blaugrana también fueron una delicia: el de Roger, en su papel de nueve de raza, llegó en un desmarque milimétrico para rematar con el escudo a las redes, tras asistencia de Toño. El 2-2 nació en una virguería de Bardhi, que asistió al Pistolero para que éste, con un toque sutil, dejara a Melero solo ante Gil y le batiera con clase. El Llevant fue muy superior, sobre todo desde el empate. El porqué lo explicó Álvaro al final. Pero fue muy penalizado por sus errores defensivos, como casi todo el curso. El partido es un broche gris a una temporada agridulce pero también representa un punto y aparte para una plantilla que pide a gritos una profunda renovación. Que el Llevant alineara hasta tres canteranos de nueva hornada permite albergar cierta esperanza en una planificación sensata, que cuente con gente de la casa.
UNO A UNO: Cárdenas (5), Son (7) (Coke (5) 79’), Duarte (4), Pier (3), Toño (5) (Clerc (5) 61’); De Frutos (7), Malsa (3) (Blesa (6) 79’), Melero (5), Bardhi (8) (Morales (5) 66’); Gómez (6) (Cantero (6) 66’), Roger (8).
—Paco López (5).
GOLES: 1-0 Roger 8’; 1-1 Negredo 13’; 1-2 Akapo 32’; 2-2 Melero 57’.