El Conte de Buñol

VALÈNCIA. La carrera de Alessio Lisci en el Levante es dilatada pese a su juventud. Con 36 años, el italiano lleva diez en las filas granotas -con un breve parón en 2016- que hacen de él un técnico que conoce la casa a la perfección. Llegó de la Lazio en 2011 para hacer prácticas y terminó ganando cuatro campeonatos seguidos con Alevín D, Infantil E, Intantil C y Juvenil B, y fue asistente en el Juvenil A y en el Atlético Levante que ascendió a Segunda B antes de coger al Juvenil División de Honor en 2018 para cerrar dos subcampeonatos de Liga -el segundo de ellos porque la competición echó el freno por culpa de la pandemia- y unas semifinales de Copa del Rey en su primera etapa.

Fue tras el cese de Luis García Tevenet del filial levantinista en diciembre de 2020 cuando Alessio cogió definitivamente al equipo en mitad de su tercer curso en el DH. Entonces el romano continuó con una filosofía que le ha llevado hasta tocar hoy la élite y que, según cuentan los que más le conocen, le caracteriza: un entrenador inteligente. Una persona que, más allá de su juventud y su inexperiencia en Primera, tiene el tacto necesario para llegar, colgar la chaqueta y hacerse a la primera con un vestuario que bien podría ver en su figura un aprendiz. Sin embargo, con tan solo una semana a cargo del primer equipo mientras se cocinaba el desembarco de Javi Pereira, cuenta con el beneplácito de gran parte de la plantilla. De los que le conocían y de algunos que no tanto.

"Alessio también es un tipo duro y muy exigente" -aseguran entrenadores y analistas con los que ha compartido pizarra- "pero por otro lado es muy cercano al jugador, le preocupa mucho la gestión de grupo". Eso en cuanto al plano anímico de un Levante hundido a estas horas en la clasificación. En el aspecto táctico, en Buñol destacan que es un técnico "tremendamente preparado" hasta el punto de que hay quien piensa que, si se le da la oportunidad de entrenar más allá del carácter interino, tiene muchas posibilidades de sacar la situación adelante: "No sé en qué estará pensando el club, pero a nivel de preparación Alessio es top", comentan. 

Es un técnico con predilección por el orden defensivo, muy metódico en las jugadas a balón parado que tantos problemas están ocasionando al Levante durante los dos últimos años, pero también en juego dinámico. Quienes le conocen no se extrañan por que, con el Juvenil DH, siempre figurase entre los equipos menos goleados e incluso este curso, al frente de un filial -"con los que siempre es más complicado cerrar la portería"-, se aúpe hasta el segundo escalón de combinados que menos encajan en su grupo de Segunda RFEF. Ocho goles en contra y noveno clasificado, con solo un tanto más en contra que La Nucía, ubicada en la segunda plaza, es el bagaje actual.

Además, también mantiene al Atlético Levante entre los más goleadores de su tabla con 17 goles en el casillero porque "a nivel ofensivo usa patrones muy claros y detecta bien sus fortalezas". Aunque cuide con celo su engranaje defensivo, Lisci siempre quiere adaptarse a lo que tiene y facilitar contextos donde también sus piezas ofensivas se sientan cómodas: "Morales, a correr; Roger, como elemento fijador; Campaña, en la creación", cuentan. "Ve puntos débiles de equipo propio, de rival y a partir de ahí los ubica en una estructura". 

Alessio es un perfil parecido al de Antonio Conte. Le gusta lo que hace su compatriota aunque no se nutre solo de su fuente. De hecho, el tiempo y su ascenso al Atlético Levante le han hecho adaptarse a nuevos pupilos y matizar ideas, pero en el División de Honor con el que persiguió el título en dos ocasiones usaba una estructura similar a la que, entonces, caracterizaba al ahora inquilino del banquillo del Tottenham. Un 3-4-2-1 con balón; 4-4-2 sin él. Una disposición de piezas con similitudes con aquel Inter de Milán que salía con Lukaku en punta y con carriles a banda cambiada al estilo Ashley Young. Con esa pizarra, Alessio bien podría ser un Conte de Buñol que escala para sacar al Levante del atolladero si finalmente mantiene un puesto que supone una oportunidad única para él y su cuerpo técnico.

Exprimidor de perlas a largo plazo

Otra de las cosas que caracterizan a Alessio Lisci y que subrayan miembros de sus equipos de trabajo es la capacidad de sacar jugo de futbolistas a nivel micro, con casos concretos de jugadores que bajo su manto han experimentado un crecimiento exponencial con el paso de las temporadas y las categorías. Es el ejemplo de piezas como el propio Édgar Sevikyan, al que tuvo en el DH y en el filial, Víctor Peña, Álex Cerdà o Carlos Benítez. 

De momento, el italiano no tiene largos plazos. Más bien uno muy corto, en principio de dos partidos. Mientras "el club se hace cargo de la toma de decisiones ahora mismo" y valora ofrecimientos de entrenadores que a estas horas llegan a las oficinas de Orriols, Alessio se reencontrará con pupilos como Blesa o Cantero, que ya estuvieron a sus órdenes, para exprimir a una plantilla muy lejos hasta ahora de su nivel.