Pinta bien

VALÈNCIA. Me dejé la garganta contra el Madrid. Literalmente. Aún estoy con la Lizipaína. Fue emocionante volver a Orriols, junto a los de siempre. Con algunos camaradas de grada hace más de cuatro décadas que comparto este, nuestro lugar en el mundo. Con otros, mucho menos. Todos son bienvenidos. Lo importante es que, cuanto antes, el nuevo estadio esté hasta arriba, de granotes comprometidos. Volvieron las tertulias de la previa, en los bares; las que surgen sobre la marcha, en la grada; las del descanso, en los pasillos; las de la retirada, en las escaleras del centro comercial. Estábamos a punto de olvidar toda esta felicidad. Y estamos de vuelta. En el estadio que resuena como una campana.

Luego la locura del partido. Hace ya años que jugar contra el Madrid, contra el Atlético, contra el Barça no es ir al matadero (ni al dentista, que decía Caparrós, poniendo la tirita antes de la herida); al contrario: es la ilusión de volver a tener a un grande contra las cuerdas. Se ha normalizado tanto que el Llevant pudo golear, aún sin jugar bien (¡ay, si entra el 4-2 de Cantero!). De repente, ante todo un Madrid sobra con unos cuantos chispazos de inspiración, de esos que desbocan la pasión por el fútbol: una asistencia magistral de Melero a Roger y una definición de halcón del área; una volea de Campaña a la escuadra; una escapada de Cantero que rebaña el palo. ¡Como ha cambiado el cuento!

Y eso que los granota regalaron demasiado. Que Aitor estuvo desacertado y pudo hacer más en dos de los goles (no es menos cierto que salvó otros dos cantados, uno a bocajarro y el de la expulsión). Que Miramón volvió a ser una catátrofe en su banda, pese a su generoso sacrificio y al de De Frutos. Que en la medular hubo un agujero negro, durante muchos momentos del partido. Que los problemas tácticos de siempre. Que dejar correr al Madrid, con la defensa muy adelantada, costó el 0-1. Que la transición defensiva tras córner a favor representó la expulsión de Aitor y pudo acabar en el 3-4.

Pero… ¿y las virtudes? ¿Cuántos equipos de la Liga le marcarán tres goles al Madrid de Ancelotti este año? ¿Cómo es que le regateamos todo mérito a quien ha sido capaz de poner al Llevant en un escalón superior, que nunca habíamos pisado? Los deméritos son todos culpa de López…¿y las virtudes? ¿Fruto de la casualidad y/o de una gran plantilla?

El Llevant bordó el fútbol en Cádiz, por momentos, con una superioridad aplastante, pero no supo cerrar el partido. Pudo vencer al Madrid, como perder, pero fue competitivo hasta decir basta. La temporada pinta bien. Si lo hiciésemos todo perfecto daría para título. Puestos a pedir… Ya veremos como se cierra el equipo. Y qué somos capaces de hacer ante un rival de nuestra liga de verdad, la de mitad de tabla hacia arriba.