VALÈNCIA. El Levante quiere asaltar El Sardinero este domingo. Hacerlo supondría armarse de autoestima -todavía más- y dar un golpe sobre la mesa de la Segunda División. Es más, con permiso de lo que el Huesca haga este mediodía frente al Albacete, los hombres de Julián Calero podrían regresar con el liderato bajo el brazo antes de afrontar el derbi en Castalia. No será tarea sencilla derrotar a un Racing de Santander que lidera la tabla aunque, pese a ello, haya demostrado que no es invencible en su feudo. De hecho, el último encuentro de los cántabros como locales cayeron derrotados ante un Cartagena en horas bajas.
El Levante tampoco viaja en su mejor momento, aunque Calero ya adviritió de que enarbolar la bandera del pesimismo por haber caído en la telaraña de Javi Calleja la pasada jornada no es una opción. El preparador granota mantiene el optimismo en su vestuario. Eso sí, perder en Santander, un resultado que no sorprendería en la apretada categoría de plata, podría llevar al cuadro blaugrana a salir de las posiciones de acceso al ascenso. No preocupa, ni obesesiona, tal caso. Queda mucho y nadie en el club plantea el regreso a la élite como objetivo. Aún así, pincharía, de cierta forma, el globo de ilusión que ha inflado el equipo en las primeras ocho jornadas.
Para seguir hinchando ese saco de confianza, Calero enfrentará dos bajas clave: la de Pampín y Kocho. La del georgiano es la que más quebraderos de cabeza implica por las opciones de las que dispone la plantilla: Iborra es el favorito para ocupar el sitio del '6', que se encuentra concentrado con su selección. No obstante, florecen otras alternativas: Lozano o una opción de ataque que implique deshacer el trivote de la medular son opciones, menos probables, en la recámara. En defensa, podría entrar Dela. Y en el lateral zurdo, nuevo reto para Marcos Navarro.