VALÈNCIA. Javi Calleja se asoma al abismo. El técnico del Levante, más discutido que nunca, enfrenta este sábado al Valladolid con la espada de Damocles sobre el cogote. Si logra sumar de tres ante uno de los equipos más en forma del campeonato, logrará lanzar la pelota hacia delante. Si vuelve a caer, la tensión copará los termómetros de Orriols y la posibilidad de que la cabeza del madrileño ruede en un domingo de cuchillos largos será creciente. El director deportivo, Felipe Miñambres, ya dejó abierta esa posibilidad: "En el fútbol cuanto más pierdes, más cuestionado eres. No pienso en eso, me centro en ganar al Valladolid, es lo más importante, por Javi y por todos". El astorgano dio varias vueltas para eludir la palabra "destitución", pero tampoco confirmó que el preparador granota fuese a continuar si los malos resultados siguen este fin de semana. Lo lógico y normal. 

Porque los marcadores mandan y la involucón del equipo en el último mes y medio es tan real como profunda. O Calleja lo levanta ya, o dejará de ser entrenador del Levante. Esa es la sensación. Se la juega. Básicamente porque, de caer esta noche, el conjunto blaugrana se podría ir a once puntazos de la segunda plaza y posiblemente a siete de las plazas de play off. La necesidad de la entidad, a nivel económico, por consumar un ascenso no se le escapa a nadie en la planta noble, por más que el técnico siga hablando de no mirar la clasificación, y de cara a la galería se borre la tilde de "obligación" al deber del club por regresar a Primera División. Y, por ahora, está muy lejos de hacerlo. 

Para darle la vuelta, Calleja habrá de elegir armas. Las lesiones, aunque siguen copando el sanatorio de Buñol, no son ya tan numerosas como hace dos semanas... pero no da tregua. Permanece Vezo, que estará fuera por el próximo mes, y Andrés García, que aunque ha vuelto a tocar balón no se le espera hasta año nuevo. Y ahora caen Capa e Iván Romero, que estarán varias semanas out. Vuelve Álex Muñoz a una convocatoria y el alicantino será hombre clave para acabar dando forma a un once en el que el entrenador podría volver a encajar bolillos en la parcela defensiva. Se prevé, también, la vuelta de Bouldini y Fabrício a la titularidad.