VALÈNCIA. En el cuadrilátero de los aspirantes. Ahí se ubica el Levante de un Calleja que, con algunas pinceladas, sobre todo de confianza, ha devuelto al cuadro granota a le ilusión de la pelea por el ascenso directo. Nadie quiere hablar de unos playoffs que, por pronto que parezca para que aparezcan en el imaginario, serían crueles a todas luces. Y es pronto. Muy pronto. Pero el Levante ya se coloca a un punto de las plazas de ascenso directo. Y el partido ante Las Palmas dentro de dos semanas, en plena previa del Mundial, será todo un partidazo por dilucidar quién asalta la segunda posición del campeonato. Con permiso del resto de clubes inmersos en la batalla -el impresionante Burgos, que cayó esta jornada ante el Tenerife y que dio alas al Levante para escalar en la tabla, y el Eibar-.

Son 10 puntos de los primeros 12 posibles con Calleja a los mandos y el madrileño continúa sin vivir un partido tranquilo. Sin en Ibiza ya tuvo que caminar sobre el bordillo para levantar un partido en contra y en inferioridad numérica, o si viene de un insulso empate a nada en Granada, lo de este domingo fue otra película de Rocky. El Levante se puso los guantes para competir cara a cara a un Albacete que, pese a recibir ganchos y aún yendo al suelo, se levantó para buscar el huevo en el mentón blaugrana. Y lo encontró. Los granotas latigaron rápido y fuerte, con el músculo de un Bouldini insultantemente superior, pero no dejaron de encajar puños directos. A los puntos, el duelo fue para el púgil más grande y pesado.