El fútbol no es una ciencia exacta. Ningún modelo de juego asegura el éxito o el fracaso. Puedes generar muchas ocasiones a través de dominar la posesión y quedarte sin ganar o llegar muy poco a la portería contraria y vencer. Suena paradójico, como del revés. Dos situaciones que el Elche ha vivido esta temporada. La primera, en el último partido frente al Alcorcón, que acabó con empate 1-1.

Los franjiverdes cerraron la primera vuelta al filo del 'play-off' siendo el equipo que menos remata y más le rematan de Segunda. Suena increíble, pues con ambos datos, la lógica marcaría que ocupara la zona de descenso o la bordeara. Una altísima efectividad y el espectacular nivel de Edgar Badia permitió la situación clasificatoria positiva, ahora similar.

Con el inicio del año 2020 y la segunda vuelta, veo al Elche con una evolución en su juego de fútbol de posesión. Sobre todo, en la salida de balón, más perfeccionada. Se toman riesgos, pero funciona. Con Folch incrustado entre centrales y Gonzalo Villar bajando a recibir, organizar la jugada y conectar líneas. Como a él le gusta, y se nota mucho ese paso adelante tras sus primeros partidos con la sub-21. El trabajo (se ve en los entrenamientos) y la confianza de los jugadores son factores clave para la mejora con pelota del equipo. Además, ha bajado su media de remates recibidos gracias a una mayor fortaleza sin la pelota.

Pacheta ha encontrado un once de gala, con jugadores capaces para liderar a un equipo ‘tocón’. Los talentosos y combinativos Gonzalo Villar, Nino, Fidel e Iván Sánchez. El sentido táctico y facilidad para jugar fácil de Ramón Folch. La capacidad para asociarse y ganar metros de Yacine. La salida de balón de Gonzalo Verdú y Dani Calvo, sin ser especialistas en esta faceta. Cómo abre el campo y aporta en ataque Juan Cruz (Óscar Gil va a más en este aspecto). Y las aptitudes para iniciar el juego desde la portería de Edgar Badia.

Sin embargo, la mayor vistosidad del juego del Elche (desde mi perspectiva) no se traduce en mejores resultados. En Liga, dos empates en casa con sabores dispares y una derrota a domicilio. En Copa, un triunfo ante un Segunda B. Que eso sí, está al alza y llevaba 31 partidos seguidos invicto en casa. Los franjiverdes disputaron aquel duelo con la unidad 'B'.