VALÈNCIA. El batacazo general del Levante frente al Villarreal evidencia sobre manera los problemas que está sufriendo el equipo de Paco López en el último mes. El encuentro no fue, ni mucho menos, parecido a la visita del Huesca, donde a los granotas sí se les pudo achacar una falta de tensión importante que, a la postre, reforzó el debate sobre la relajación y la autocomplacencia claramente tratada por el técnico en la previa del partido de este fin de semana. Lo que supone la derrota del domingo es un momento para frenar y analizar diferencias de un Levante que, desde el derbi en el Ciutat, ha descendido en sensaciones.
Los levantinistas 'se descosen' de arriba a abajo porque el problema no solo viene en defensa, donde errores puntuales, con línea de cuatro o de cinco hombres, han costado goles en contra irrecuperables. Es el caso, por ejemplo, del pase imposible y precipitado de Duarte a Morales que terminó con Gerard Moreno haciendo travesuras a la cintura del costarricense. Después llegaron más fallos de línea, pero, eso sí, con un Levante mucho más arriesgado y con su zaga adelantada varios metros más de lo habitual. Tampoco es excusa: las dos desconexiones en las dos dianas de Rafa Mir en Orriols hace tres semanas también subrayan que la defensa levantinista, por mucho que haya crecido en fiabilidad respecto a la primera vuelta -cuando se encendieron las alarmas en las jugadas ABP-, sigue siendo uno de los puntos a engrasar del cuadro levantino.