VALÈNCIA. El Levante quiere moverse en la ventana de transferencias... a largo plazo. Con los recursos disponibles, Felipe Miñambres prepara la caña para volver pescar en el mar de las oportunidades de mercado pensando en la siguiente temporada. La tesitura actual de la entidad granota impide grandes movimientos de fichajes siempre que no haya una salida especialmente relevante. No cualquier salida valdría al club, con el límite de coste de plantilla sobrepasado según la última actualización de La Liga de septiembre, para reponer piezas en su estantería. Sin embargo, el director deportivo ha vuelto a jugar una carta que ya usó a los pocos días de aterrizar en Orriols: un jugador con la carta de libertad en el bolsillo y a bajo coste. Alfonso Pastor, portero hasta este lunes del Sevilla, rescidió su contrato en Nervión tras meses entrenando en solitario en medio de su recuperación de menisco.
Ya ocurrió con Saracchi, quien firmó en Orriols en pleno proceso de olvido de una grave lesión de cruzado y después de resolver su vinculación en el Leipzig. La diferencia clave, en este caso, es que Pastor firmará con la intención, tanto por su parte como por la del club, de encontrar minutos lejos de Valencia para regresar, junto a Pablo Cuñat, el próximo verano. Se valorarán entonces las posibilidades de restar en la primera plantilla, con el equipo en Primera o en Segunda División y a merced de una economía de más o menos guerra. Porque al regreso de estos dos metas se sumaría la opción de activación de la temporada extra del contrato de Andrés Fernández, hoy inamovible en la portería del Levante, y la decisión sobre la renovación de Joan Femenías, quien ya es libre de firmar por cualquier club al concluir su enlace este próximo junio.