VALENCIA. El objetivo de la temporada en Liga ha pasado de ser jugar la próxima edición de la Champions a no pasar apuros en los próximos meses, y siendo más explícitos en no verse inmersos en la lucha por eludir el descenso con los siete u ocho equipos que van a correr ese peligro. Esa es la conclusión que se puede sacar del partido que disputó el Valencia CF en Riazor y que empató en la última jugada gracias a un gol de Álvaro Negredo tras un buen centro de Parejo.
Gary Neville afirmó cuando finalizó el partido que estaba contento por el espíritu de lucha que había vuelto a mostrar su equipo tras comenzar perdiendo, pero que no podía estar feliz porque el equipo no gana partidos. Concretamente con él en Liga todavía no se conoce la victoria en las siete jornadas en las que ya ha dirigido al equipo. Sería absurdo negar que el inglés tiene mucha voluntad para integrarse y lograr buenos resultados pero igual de real es que su llegada no ha supuesto casi ninguna mejoría para un equipo que no sabe a qué juega, que juega muy poco y al que es muy fácil hacerle goles y ocasiones.
En Coruña se repitió el guión de algún encuentro pasado con un buen inicio de partido valencianista, una gran ocasión de Negredo que sólo ante Lux volvió a fallar, y con una desconexión tras quince buenos minutos que tumbó al equipo. Neville buscó músculo con Zahibo y Danilo en el centro del campo para dejar a Parejo más liberado de esas tareas y que pudiera jugar casi de mediapunta junto a Negredo. La tarde no empezó mal porque André y Parejo se consiguieron encontrar entre líneas en los primeros minutos pero eso pronto se apagó porque ni el brasileño, ni el africano fueron capaces de aguantar el centro del campo y de mantener esos metros que permitieron a los valencianistas jugar esa primera fase del partido en terreno de juego deportivista. Pronto Mosquera y Bergantiños tomaron el mando y el Valencia CF aculó su juego para meterse cerca de Ryan y dejar a Negredo muy lejos de Lux.
La consecuencia a esos metros perdidos fue el gol. El centro del campo hizo aguas y los coruñeses encontraron a Lucas Pérez en la espalda de Abdennour. El gallego no perdonó y subió el primero al marcador. A partir de ahí la pesadilla que vive semanalmente el Valencia CF y por consiguiente el valencianismo. Un equipo sin sistema, sin ideas y donde cada uno hace la guerra por su cuenta. La entrada de Bakkali le dio algo de profundidad al equipo pero el problema lo tenía en que cada vez que encaraba tenía que driblar a varios contrarios para generar peligro. El belga lo intentó y tuvo la ayuda de Gayà, que pese a no parecerse al del año pasado en ataque en Riazor mostró síntomas de mejora ofensiva.
El equipo empujó con corazón pero con poco fútbol. El Deportivo se echó atrás para intentar buscar las contras con el velocísimo Lucas y los valencianistas tuvieron la posesión. Sin embargo, durante muchos minutos fue en vano. Negredo estuvo muy participativo en el fútbol aéreo y consiguió ganar muchos envites pero no ese era el única arma que encontraban los valencianistas para tratar de empatar el partido.
Mustafi y Abdennour se tuvieron que multiplicar en la segunda parte para cortar las rápidas salidas deportivistas. El tunecino dio su mejor nivel desde que llegó a Valencia. Después de muchas dudas y errores el ex del Mónaco dio una versión interesante si consigue hacerla mantenida en el tiempo. Los minutos pasaron y el Valencia no fue capaz de generar peligro, sólo un disparo desde la frontal de Negredo puso el miedo en el cuerpo a Riazor. El resto intentonas fallidas y mucha guerra particular sin éxito.
El deportivismo celebraba otro año ganándole a un equipo al que no tienen ningún afecto cuando Parejo puso un buen centro al área y Negredo, por fin, reventó un cabezazo a la red. El vallecano respiró porque sabía que si hubiera metido la de la primera parte el partido hubiera sido otro, al menos ese tanto le redimió de alguna manera. Ese punto alejó los puestos de descenso a siete puntos e hizo que el regreso a casa no fuese un funeral. El equipo se marchó de Coruña sabiendo que el punto no es lo que se espera de un club como el Valencia CF porque allí sumaron su décima jornada seguida sin ganar en Liga.
Neville trata de reforzar a su plantilla en su comparecencia pública. Sabe que tiene un plantel joven y que necesita sacar su mejor versión para empezar a ganar partidos. Sin embargo, su mayor argumento es que el equipo quiere y lo intenta. En otro tiempo no muy lejano en el Valencia CF eso era lo indispensable para ser incluso un jugador de rotación.