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El vestuario del Levante cierra filas ante el mal momento

VALÈNCIA. El Levante vuelve a un bache. Ahora, cuando el equipo se ha incrustado en la zona mediana de la clasificación, cuando el precipicio sobre el que colgaba hace unos meses ya está lejos y el objetivo de la permanencia parece a tiro de piedra, la plantilla se niega a caer en la autocomplacencia tan criticada de puertas hacia fuera. La filosofía de 'los pies en el suelo' manoseda por Paco López y cualquier voz que sale de Orriols al exterior ha tomado más sentido que nunca en un curso que ha tenido caras tan diferentes del cuadro granota. 

El propio técnico de Silla marcó las líneas divisorias entre lo vivido antes del parón en el Benito Villamarín y lo que mostró el equipo ante el Huesca en el Ciutat. "Una cosa es lo del Betis, donde pierdes porque ellos tienen jugadores diferenciales, y otra cosa es el partido de hoy, donde hay igualdad y tú estás peor en acierto que el rival", aseguró el entrenador. No quiso hablar de falta de intensidad, ni mucho menos de la relajación que puede otorgar al Levante su posición en el campeonato, pero sí trazó una raya entre ambas imágenes. 

Si en Sevilla el equipo compitió durante 70 minutos y terminó sucumbiendo en los últimos 20, frente al colista no se encontró en ningún momento de los 90. Tuvo la pelota, incluso el dominio a tramos, pero nunca dejó de estar monitorizado por el rival. Apático por instantes, más errático de lo natural, y poco fluído de sesera. El Levante no dio la talla y dio la sensación de que, si no se acerca a su 100%, cualquiera puede hacer agujeros en Orriols.

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