VALÈNCIA. El nuevo presidente del Levante, Pablo Sánchez, mantiene que el objetivo del club es "estar arriba". Ser sostenible en Primera o en Segunda. Y asegura que la entidad granota puede sobrevivir muchos años en la categoría de plata sin la soga de la "obligación" por el ascenso. Aunque matiza: volver a la élite del balompié nacional es "una ilusión y no una necesidad". Borra el imperativo del argumento porque reconoce que un ascenso cambiaría mucho las cosas en el horizonte económico levantinista. Tanto que, tal y como aseguró en la primera parte de esta entrevista en Plaza Deportiva, en caso de haber conseguido subir la pasada temporada, no hubiera sido necesaria la intervención económica que habrá de ejecutar Danvila en las próximas semanas.
No obstante, el nuevo presidente del Levante es amante del fútbol y también de la labor de su director deportivo, Felipe Miñambres, en el mercado de fichajes. El astorgano es, para él, una figura clave en el devenir del club porque sus decisiones durante el verano han permitido posponer la operación de compra de acciones a la Fundación y el préstamo participativo de 10 millones de euros. Sánchez habla de la plantilla de este curso, de nombres que ya no están como Pepelu y del 'objetivo ascenso'.