VALÈNCIA. Aunque el vestuario del Levante esté convencido -o no tanto- de no mirar la clasificación y centrarse en el manido "partido a partido", el conjunto de Javi Calleja aterriza este viernes en Butarque con un deber: evitar el +10, que el Leganés, líder destacado de la categoría, no se marche a una decena de puntos y ponga demasiada tierra de por medio con la cabeza de la categoría. Puede que alcanzarla no sea el objetivo granota -tampoco lo es el del Lega de Borja Jiménez, que sin embargo carbura y arrasa en el torneo-, pero sí es un buen plan para arrancar el fin de semana. Al menos, eso.

La realidad, en cualquier caso, es que Calleja no se ha cansado de repetir que los suyos no pueden obsesionarse con el avance en la clasificación. De hecho, antes del enfrentamiento ante el Mirandés entonó aquello de "y si fuéramos líderes ¿qué?". Y después, lo de "el equipo está viendo la realidad". Una frase lapidaria, enfocada a todas luces a un problema endémico con las lesiones que aleja al Levante de un 100% necesario si quiere pelear por el ascenso hasta final de temporada. Hoy, el cuadro de Orriols marcha sexto y, de caer en la capital, podría salir de las plazas de play off, solo con que Ferrol, Tenerife, Zaragoza o Racing de Santander ganen sus guerras.

No es eso lo que preocupa al cuerpo técnico. Más bien, que el grupo sea capaz de mantener el equilibrio, como no lo hizo ante el Mirandés ni tampoco en Andorra una semana atrás. Y precisamente en ese capítulo la enfermería y las tarjetas hacen estragos: hoy, sin Bouldini, Brugui, Lozano (por sanción), Fabrício, Andrés Fernández, Algobia y Andrés García (por lesión). Con ese panorama, Dani Gómez habrá de ser el hombre gol y Oriol Rey volverá al centro del campo tras cumplir ciclo la semana pasada. La duda del once residirá en el plan de Calleja en los costados: alas verticales o la intención de control en casa del líder, con Pablo y Clemente en los interiores.