VALÈNCIA. El Levante se sentará en el banquillo... del Ciutat de València. Allí, esta tarde, miles de granotas dictarán de nuevo sentencia tras el descenso consumado este jueves en Madrid, producto de una mala gestión deportiva que ha llevado al club al sumidero tras cinco campañas consolidado en la élite del fútbol español. Lo del Bernabéu dolió y mucho. No solo por la asfixia que provoca verse de nuevo en Segunda, sino por la manera en que se produjo la caída definitiva: una imagen con todas las hechuras pre-Alessio. Hoy todo se pondrá en tela de jucio en Orriols: la destitución de Paco López, la contratación de Pereira, la reacción tardía de la institución, el singular aspecto económico y la cabeza de un Quico Catalán que se siente "con fuerzas" por seguir adelante y de quien el respetable sigue pendiente.
No sería la primera vez este curso que el coliseo levantinista clama contra su presidente. Ya lo hizo en encuentros señalados que en los últimos meses han quedado enterrados por las exitosas iniciativas de animación entre el club y sus colectivos con la meta de llevar al equipo en volandas hacia el milagro. Tampoco sería nuevo que el Ciutat vitorease a Alessio Lisci, que a partir de ya se adentra en la inevitable espiral de su futuro. El club rastrea el mercado de técnicos mientras, de momento, tampoco descarta al italiano, que aunque tiene complicado seguir hoy tendrá la árdua tarea de confeccionar un once a medio camino entre el relevo de piezas y la dignidad.
Alessio rotará. Eso es seguro. Y lo hará con futbolistas que, con una victoria el pasado jueves, ni siquiera formarían parte del debate. Aitor será titular y Saracchi, Malsa o Cantero pueden iniciar el partido, cuyo rival ya importa poco pero que, en cualquier caso, traerá a un Alavés que sí mantiene algún hilo de esperanza por sacar la cabeza. Mientras tanto, otras piezas podrían continuar en el banco: Franquesa ha sido el descarte del italiano en los últimos dos choques, con cuatro bajas en la enfermería; Vukcevic ni ha estado ni se le ha esperado; sobre Coke, poco más que un apoyo moral desde la barrera. Y otros, como un Soldado que regresa, han vivido un periplo demasiado movido en la ciudad como para haber sido opción de inicio. Por orgullo o por jugarse el futuro con el escudo en el pecho -en realidad, entre los que se quedarán, las dudas y aquellos que se marcharán, hay pocos exámenes esta tarde más allá del de Quico Catalán- los once de Alessio son ahora mismo una incógnita.
