VALÈNCIA. El centrocampista colombiano del Racing, Jurgen Elitim, protagonizó este domingo una de las imágenes de la jornada al provocar a la grada del Ciutat de València una vez fue sustituido. El jugador alegó a posteriori en los medios oficiales de la entidad cántabra que sus aplausos eran dirigidos hacia los aficionados racingistas repartidos por el estadio de Orriols. Sin embargo, no lo entendió así el colegiado del encuentro, Gálvez Rascón, no lo vio de esa manera y acabó expulsando a Juergen una vez el cambio ya se había producido, sin reanudar todavía el juego.
El acta del trencilla es clara: "Tras abandonar el terreno de juego por la línea de meta y después de ser sustituido, en el camino al vestuario, fue aplaudiendo de manera provocativa durante 10 -15 metros, en forma de mofa a todos los aficionados locales, por lo cual fue expulsado con tarjeta roja. Una vez alcanzado la zona de banquillos continuó con estas provocaciones lo cual derivó en una tangana entre jugadores de ambos equipos, todo esto provocado por el jugador en cuestión", redactó el árbitro. El acta es nítida.
Con estas palabras y el Código Disciplinario de la RFEF en la mano, el colombiano podría llevarse una sanción ejemplar que, legalmente, podría alcanzar los doce encuentros. Resulta complicado, en cualquier caso, que el castigo llegue a tal envergadura, pero el reglamento dicta lo siguiente: "Provocar la animosidad del público obteniendo tal propósito, salvo que, pormproducirse, como consecuencia de ello, incidentes graves, la infracción fuere constitutiva de mayor entidad, se sancionará con suspensión de cuatro adoce partidos". Por otro lado, el mismo código recoge en su apartado de "sanciones leves" que, si las provocaciones del futbolista no tienen efecto en el público, la sanción oscilaría entre uno y tres choques o una inhabilitación de un mes: "Provocar la animosidad del público sin conseguir lo pretendido, se sancionará con suspensión de uno a tres partidos o por tiempo de hasta un mes".