VALÈNCIA. Que Paco López no ha quedado contento con la gestión que el Levante ha hecho en el mercado de fichajes es un hecho tan palpable como que el Ciutat necesita ver ganar de nuevo a su equipo. Los granotas tienen hoy una batalla más importante de lo que después una victoria frente al Rayo en la cuarta fecha del campeonato puede suponer en el global de la temporada. Son once partidos oficiales los que el Levante encadena sin ganar, desde que el curso pasado triunfara ante el Eibar en Ipurúa. Si el club y su plantilla no viven "una situación ideal" -en boca de su propio entrenador-, suavizar el temporal causado por la planificación deportiva de este verano pasa necesariamente por sacar tres puntos de nuevo pocos días después del 112 cumpleaños del sentimiento.
Para ello, otra edición de la plaga de lesiones azota al roster levantinista. Cayeron Postigo, Dani Gómez, Soldado y Álex Blesa a las primeras de cambio, y cuando los dos primeros comienzan a recuperarse, el sanatorio completa su sala de espera con otros dos inquilinos. De Frutos y Bardhi se pierden el duelo de esta tarde por lesión -el segoviano, por esguince de rodilla; el macedonio, por problemas en el bíceps femoral tras el paso por la concentración de su selección- y Paco López deberá moldear sus ideas a la nueva situación. Mustafi es hoy la gran novedad y dota a la defensa de una opción añadida, pero el estado físico del alemán está todavía en proceso de ser el de sus compañeros tras no ejercitarse en pretemporada con ningún club. Mientras, Duarte llega demasiado justo tras disputar en la madrugada del jueves su último compromiso con Costa Rica y solo tiene un entrenamiento a sus espaldas.
Por su parte, Vukcevic llega habiendo jugado con Montenegro sus primeros minutos oficiales tras seis meses; Postigo acaba de volver tras un mes en el dique seco; y Dani Gómez se postula como opción en punta de lanza para reordenar piezas por la baja de De Frutos, pero tiene a Cantero como principal competidor por un hueco en el once de hoy. Además, vuelve Aitor tras su expulsión y el guouzcoano estabiliza la única posición que parece no albergar dudas ante el Rayo. Ese es el rompecabezas al que se enfrenta el entrenador para conseguir una victoria que sirva de bálsamo ante 14.820 espectadores.