ALICANTE. El encuentro que enfrentó este domingo al Hércules con el Toledo tuvo un 'tercer tiempo' agitado, con una tangana en la que participaron jugadores de ambos equipos y varias decenas de aficionados que saltaron al campo. El tumulto fue consecuencia directa del resultado y el rifirrafe que, mediada la segunda mitad, había protagonizado uno de los recogepelotas del fondo sur del Rico Pérez con jugadores visitantes: retrasó la devolución del esférico, al tiempo que intentaba hacerle un caño a uno de ellos, para regocijo de la grada.
"No necesitamos que nos vacilen los recogepelotas"
"Atravesamos una situación muy tensa, con los jugadores a 200 revoluciones y no necesitamos que nos vacilen los recogepelotas; uno de ellos le ha dado un pelotazo a uno de mis futbolistas por lo que entiendo su reacción", decía tras el choque Javi Sánchez, el técnico del Toledo.
El acta arbitral
El árbitro del encuentro, el turolense Carlos Aranda Anquela, recogió en el acta lo sucedido de la siguiente manera: "Una vez finalizado el partido, un jugador del CD Toledo se dirige hacia uno de los fondos del campo, hacia un recogepelotas. Antes de llegar a él, un jugador del Hércules CF indica al recogepelotas que se vaya del campo. En ese momento empiezan a sumarse jugadores, técnicos de ambos equipos y seguridad privada del campo, generándose una tangana, sin llegar a haber agresiones. De forma paralela, alrededor de 20-25 aficionados situados en la grada, identificados como aficionados del Hércules CF por las bufandas y camisetas que portaban, saltan la valla de separación con el terreno de juego y se dirigen, a la carrera, hacia los jugadores del CD Toledo, teniendo que aumentar los efectivos de seguridad privada y Policía Nacional, hecho que disuadió a los aficionados, volviendo estos a la grada sin llegar a haber agresiones".
Se trata de una redacción que puede venirle bien al Hércules... si el Juez de Competición no visiona las imágenes de lo acontecido y tampoco llega a la Comisión Antiviolencia un acta de la Policía Nacional con un relato distinto, algo difícil porque ni se efectuaron identificaciones ni detenciones, en un encuentro en el que, conviene no olvidarlo, el club blanquiazul permitía la entrada de aficionados sin entrada (simplemente siendo señalados en la puerta por un abonado como sus 'invitados').