Qué cambiante puede ser el estado de ánimo en el fútbol. Yo evito ir de extremo a extremo, siempre quedarme lo más cerca del término medio dentro de la perspectiva. Como expuse en mi opinión anterior, la victoria del Elche en Girona me dio mucha felicidad. Y aumentó mis sueños de algo grande. Sin embargo, la derrota contra el Sporting de Gijón me ha dejado 'plof'.
Ese partido era ideal para que los franjiverdes dieran un paso al frente. Lograr tres puntos que le acercaran al objetivo primordial de la permanencia. Que le colocaran en puntos de 'play-off', le aproximaran al ascenso directo y le distanciaran del descenso. Ganar en casa, donde tanto les cuesta. Y asestar otro golpe a un teórico candidato al ascenso en crisis, con el que podría haber abierto una brecha de ocho puntos.
Había condicionantes estadísticos que favorecían el optimismo para la victoria del Elche. Más allá de las dinámicas. El Sporting sólo había ganado una vez en sus 19 visitas a la ciudad de las palmeras. Pacheta nunca había perdido en 15 enfrentamientos contra los rojiblancos (primer equipo y filial). Y Nino tiene al Sporting (entre primer equipo y filial) como su ‘víctima’ favorita, con 11 goles.