VALÈNCIA. El Real Madrid viene a ver al Levante. No será en el Ciutat, donde se consiguió superar la última vez al que terminó siendo campeón el curso pasado, sino en La Cerámica y como local. Pero el orden de los factores no altera el producto: este Levante está preparado para plantar cara al elenco de Zidane. Al menos con la versión ofrecida tanto en El Sadar como en el Pizjuán. 

Paco López siempre insiste en la independencia del resultado para valorar el juego de los suyos, y es exactamente lo que ocurrió el pasado jueves. Una derrota en el descuento siempre es una decepción para un club con las expectativas que aspira a tener el granota, pero la imagen es más que apta para afrontar con confianza el duelo de esta tarde. 

Los futbolistas -y por ende, el sistema- escogido para tutear a los blancos vuelve a ser una incógnita. El Levante repitió con Melero en pareja de punta y Morales como referencia, con cuatro centrocampistas escoltando en la medular. Un plan que no salió tan bien como en Pamplona, pero con una fiabilidad incluso superior en retaguardia que permitió sostener al Sevilla. De ahí la aptitud que, de repetirse, podría acabar en postivo contra el Madrid.