VALÈNCIA. El compás de espera para la salida de Pablo Martínez va llegando a su fin. La dirección deportiva del Levante tiene asumido, desde que se confirmó el nuevo no ascenso y abrió la actual ventana de transferencias, que el madrileño saldrá este verano. También se vislumbraba que lo haría en los últimos coletazos del mercado porque, si bien el nombre del '6' granota aparecía en varias listas de clubes de Primera División, pocos lo recogían entre sus opciones prioritarias. Es por eso que Felipe Miñambres nunca dio por seguro el traspaso de Pablo al Rayo Vallecano antes incluso de un 30 de junio que, como ya es costumbre, supone un punto de toque en los presupuestos.
Felipe sabe que, salvo sorpresa mayúscula, Pablo Martínez saldrá. Ha de ser así. El objetivo del astorgano en el mercado no es solo cuadrar balances, ni tampoco únicamente brindar a Julián Calero una plantilla competitiva para poder marcar el play off como objetivo real del curso. El Levante necesita sacar tajada económica de sus mejores futbolistas y, hoy, Pablo es el jugador franquicia. El más revalorizado de la categoría de plata. Por eso el director deportivo pretende estirar el chicle lo necesario para que la venta del madrileño sea lo más beneficiosa posible para las arcas de Orriols. Esperar el momento y vender al mejor postor.