VALÈNCIA. Javi Calleja tenía muy claro el dato. El empate en La Romareda dejó al Levante fuera de las plazas de promoción al término de la primera vuelta con 32 puntos en la tabla. Son cuatro menos de los que el conjunto granota amasó hace exactamente un año -tras la jornada 21 con otro empate, entonces a cero, frente al Eibar en Orriols-, pero los mismos que sumaba el Granada, a la postre campeón, a estas alturas. Efectivamente, el equipo que entonces ya dirigía Paco López tras cogerle el testigo a Aitor Karanka, perdía un 17 de diciembre en el Anxo Carro y quedaba con la misma cifra de puntos... aunque, en su caso sí, metido en los playoffs -era sexto-.
Calleja aseguró después de la remontada en Zaragoza que cree más que nunca en el ascenso. Quizá por la fe de sus chicos para apagar el incendio o porque, por fin, el 'Plan B' surtió efecto desde el banquillo. Pero la realidad es que el avance del actual Levante, si quiere mantenerse en la línea de comparación con aquel Granada del ascenso, deberá extenderse hasta esa segunda vuelta de campeón que lideraron los nazaríes. Tras el ecuador del curso, aquel cuadro andaluz perdió cuatro partidos -entre ellos, ante el Levante en el Ciutat en el regreso de Paco- y ninguno de ellos en casa. Los Cármenes se convirtió en un fortín que, de momento, no es el Ciutat de València. Porque el Granada no perdió un solo encuentro en su feudo y Orriols ha visto hasta ahora dos derrotas. Es más, el Levante estaría hundido en la mitad de la tabla, lejos de cualquier atisbo de ascenso, si solo se contabilizaran los partidos como local hasta la fecha.