VALÈNCIA. Varios jugadores del Valencia, como Pepelu, Sergi Canós o Dani Gómez hablaron con la afición desplazada a Leganés tras el empate a cero cosechado en Butarque que no permite al equipo salir del descenso y Rubén Baraja, ante las críticas, explicó que "no es momento de matar" a los jugadores, sino de apoyarles.

El entrenador vallisoletano, que ya estaba en el autobús esperando a que llegaran todos los futbolistas de la primera plantilla y el vehículo pudiera arrancar, decidió bajar por los cánticos que espetaba la afición, muy molesta con la dinámica de un Valencia que sólo ha sumado seis puntos de los primeros 27 esta temporada.

Baraja, como muestran vídeos grabados por Relevo, El Desmarque o À Punt, charló con los aficionados y explicó que no era momento de "matar" a los jugadores, porque lo que necesitaban era apoyo para poder cambiar la dinámica y salir del descenso, una posición en la que se pasarán las próximas dos semanas.

"Esto lo sacamos todos juntos, no me jodáis. Por eso os necesitamos", recalcó por su parte Pepelu minutos antes, en una situación en la que ejerció como capitán de una plantilla a la que los aficionados criticaron las salidas nocturnas de los futbolistas o falta de sacrificio en el campo.

Todo ello se produjo minutos más tarde de que acabara un partido que dejó asimismo otra imagen significativa, pues al término del mismo, los jugadores se dirigieron a la grada visitante, donde se habían congregado un millar de valencianistas, para agradecer el apoyo durante los noventa minutos.

Sin embargo, la afición empezó a gritar cánticos como 'Directiva, dimisión', 'Mestalla, despierta, esto es una mierda' o, sobre todo, 'Peter, vete ya', un cántico en el que los jugadores se quedaron de pie, quietos y sin moverse mientras la afición del Valencia denunciaba la dejadez de su máximo accionista.

Ahora mismo, el Valencia acumula seis puntos de 27, el segundo peor inicio de su historia y sólo superado por la temporada 1957-58, cuando la riada producida en octubre en la ciudad de València dejó inutilizable Mestalla y el equipo encadenó varios partidos fuera de casa. Asimismo, sus cinco goles en nueve encuentros es el peor arranque anotador de su historia.