VALÈNCIA. La pilota me cautivó hace más de 30 años. Es un deporte único que te conecta con el pueblo. Gracias a este juego vernáculo me recorrí la Comunitat Valenciana, de punta a punta, en mis inicios como periodista. De Vila-real a Benidorm. Dictando las crónicas desde el teléfono del bar del trinquete, descubrí pueblos que no habría pisado jamás. Y así, además, conocí a gente de toda índole. De izquierdas y de derechas. Churros y de valenciano cerrado. Ricachones que llevaban los billetes enrollados dentro de una goma y gente extraordinariamente modesta que no podía ni invitar a un café. Jamás me ofendió el que hablaba del País Valencià ni el más blavero de los blaveros. Todos caben en el trinquete.“La pilota és redona”, se suele decir para explicar que no es roja ni azul. Rica ni pobre. La pilota solo es una cosa: valenciana.
A mí, entre todos los torneos y modalidades, lo que más me gusta es el Individual d’escala i corda. No hay otra competición con tanto halo ni tanta presión. No hay corona más lustrosa. Ni trono más codiciado. Muchos lo anhelan en silencio, pero se desvelan por la noche pensando en ello. Tampoco hay variedad más ecuánime. Ni trío contra trio, ni pareja contra pareja, ni trío contra pareja. Uno contra uno. El que llega a 60 es el mejor. No influyen los compañeros. Si acaso, algo, el feridor. Pero campeón es el indiscutible número 1.
El martes me encontré un claro en mi agenda y me escapé a Riba-roja para ver jugar a Puchol II. El resto de Vinalesa es uno de los históricos del Individual, con un porrón de títulos, y un tipo especial. Era su regreso a la competición después de su ausencia en 2024 por una lesión en el hombro. Curiosamente, no había estado nunca en este trinquete, remodelado hace poco y con una serie de modernidades, como techo retráctil o luces led que no proyectan sombras sobre las losas, poco comunes en este tipo de recintos, por lo general, muy bizarros. En el resto no hay galería, pero, a cambio, en el lado del dau, hay tres.
Antes de la partida entre Puchol II y Mario, que venía de la fase previa, hubo un curioso duelo del Individual femenino de raspall. Medían sus fuerzas dos hermanas: Mireia e Irene Badia. Pero de eso me enteré al final y por culpa de mi ignorancia me llevé un susto de muerte cuando Mireia se puso a hacerle cuernos a su rival después de que ‘trencara’ la pelota. Creo que no había ocurrido nunca esto de que se enfrentaran dos hermanas o dos hermanos en una partida mano a mano. Me gustaron mucho, estéticamente, las pegadas de Irene. Juega bonito esta joven de Massamagrell.
Luego vino la partida de Puchol II, la primera mano a mano desde que se proclamó campeón en 2023. Por el camino, una lesión, una larga recuperación, la vuelta y hasta un viaje a Japón. Se notó que le faltaba rodaje y, sobre todo, confianza en sí mismo. El peso del Individual es muy alto. Y da igual que el rival no tenga mucho nombre, como Mario, pero el resto es de Riba-roja y se conocía como nadie las peculiaridades de un trinquete tan pequeño como este. Javi Puchol ganó 60-30, pero sufrió mucho más de lo que dice el marcador porque tuvo que luchar cada juego en una cancha donde, sobre todo desde el dau, es difícil hacer el quinze.
Su próximo rival será José Salvador. El vencedor pasará como primero de grupo y el otro, como segundo. Hay cuatro grupos de los que saldrán los ocho rivales en cuartos de final. Ahí siguen en liza De la Vega, Marc, el actual subcampeón, o Alejandro, la gran sensación de los trinquetes este 2025 desde que arrasara junto a Nacho en la final de la Lliga. Desde ese día todo el mundo habla de él. De sus poderes, de esos dos brazos que son dos mazos, de su carácter de campeón. Y, claro, cómo no, hasta hubo quien le comparó con Genovés. Hay gente que nunca superará el síndrome de abstinencia. Pero, sin ánimo de quitarle méritos, no pasará a la historia hasta que no gane el Individual. Y ahora, cuando ya toda la gente se fija en él y espera de él una gran actuación, vamos a descubrir de qué material está hecho Alejandro.
La suerte es que su presencia ya es todo un aliciente. Alejandro y Puchol II solo pueden verse en la final y no quiero ni imaginarme lo que sería una partida por el título Individual entre el número 1 y el principal aspirante. Un éxito asegurado. Las entradas volarían para ver la partida del año. Pero no corramos, que aún queda mucha tela por cortar y por disfrutar… Es la hora del Individual.