VALÈNCIA. El Levante se presenta esta tarde en Mendizorroza con una única opción: la victoria. No hay más remedio que ganar. No existe otra posibilidad si se quiere evitar un nuevo terremoto y esquivar la crueldad de otro parón liguero sin un solo triunfo en el casillero. El de Vitoria es un duelo con un fuerte aroma a límite, a explosión si no salen las cosas. Sobre todo si las sensaciones son tan pésimas como el pasado lunes frente al Granada. La reacción, si no es con tres puntos en el zurrón, ha de ser al menos evidente y palpable.

Con ese fin, el plan de Pereira pasa por echar de una vez el cerrojo a la portería. Los 10 tantos recibidos en cuatro partidos contrastan tanto con el argumento inicial del técnico que la intención de cortar la hemorragia es cada vez más obsesiva. Más todavía si es fuera de casa y ante un rival que llega al choque en unas condiciones emocionales precisamente opuestas a las levantinistas. Sin embargo, la enfermería granota sigue encamando futbolistas. El último en caer de la lista fue un Carlos Clerc que arrastraba problemas musculares y que, esta vez sí, dijo basta.

Mientras, los Melero, Mustafi, Roger y Postigo completan el roster de ausencias con las que tiene que lidiar un técnico que dibuja esquemas mentales para dar salida a su equipo en Vitoria. La zaga de tres después del desastre de la pasada jornada, o la de cuatro hombres -que también formó parte en aquel batacazo- marcarán la alineación de un Levante que, al menos, puede recuperar la titularidad de Campaña casi dos meses después. Sin Clerc, Franquesa será titular; con Radoja recién llegado a la lista, Malsa se perfila como pivote; y sin Roger o Melero, la zona ofensiva estará completada por Morales, De Frutos, Bardhi y Soldado si el entrenador extremeño no toca más teclas.