ALICANTE. En el Hércules siguen a lo suyo, es decir, a ver pasar los días. Este martes se cumplían tres desde que el equipo mordió el polvo en el 'play-off' de ascenso a Primera RFEF sin que nadie no solo hubiese dado la cara para disculparse por lo sucedido, también para hablar del futuro.
Con los aficionados emplazándose a acudir a la manifestación del domingo y el Intercity aguardando una llamada para sentarse a retomar los contactos para una hipotética fusión (estos descarrilaron hace un año, por un desacuerdo con las garantías), en el club blanquiazul siguen sin mover ficha, empezando por Enrique Ortiz: fiel a la hoja de ruta más dura de cuantas incluye su particular manual de cómo proceder en los finales de temporada en los que la moneda sale cruz, el empresario se mantiene a la espera, bien de que aparezca un caballo blanco o cooperador necesario para distraer la atención (a corto, medio o largo plazo), bien de conocer el impacto de la movilización del domingo y de si los políticos se dan por aludidos.
El único que ha abierto la boca hasta el momento ha sido Sergio Mora, pero en la obligada comparecencia de prensa tras el empate frente al Unión Adarve. El técnico madrileño, el resto de integrantes del cuerpo técnico y la plantilla se encuentran ya de vacaciones. Por lo que se refiere al director deportivo, Carmelo del Pozo, sigue trabajando junto a sus compañeros de la comisión deportiva, a la espera de conocer qué quiere Ortiz de ellos (la temporada pasada, cuando el empresario optó por la continuidad de Del Pozo pero, al tiempo, aplicando un tijeretazo al presupuestario que complicaba que Ángel Becerra y Alejandro Varela pudieran seguir en el club, estos dos se fueron de vacaciones forzosas para que el hipotético finiquito a abonarles fuera menos gravoso para el club).
En la acera de enfrente