VALÈNCIA. Lo que vivió el Ciutat de València este viernes fue una noche especial. Por cómo llegó la victoria y, sobre todo, por cómo el levantinismo se entregó a un equipo que prácticamente firmaba su sentencia en caso de terminar cayendo ante la Real Sociedad. De hecho, las cuentas siguen estando muy difíciles en Orriols, tanto que el Levante ha de ganar los nueve puntos que quedan si quiere mantenerse con vida. Y, mientras, encomendarse a resultados de los rivales. Pero eso al levantinismo no le importó para marchar un viernes noche al Ciutat y protagonizar imágenes que, pase lo que pase en las próximas tres semanas, ya quedarán para la historia.
El "Pepelu, quédate" de gran parte de la grada durante y tras el partido fue solo una muestra en comparación con el himno cantado a capella cuando se consumó la victoria. El club y los cuatro colectivos levantinistas que organizan la animación de este curso promovieron el canto del himno antes del encuentro, pero fue más emotiva la improvisación del final. Al unísono, con la letra en los vídeomarcadores, el levantinismo demostró que también tiene un himno que enseñar al mundo.