VALÈNCIA. El Valencia CF Femenino sumó un punto, más importante de lo que parece, en Riazor contra el Deportivo Abanca. Se adelantaron las locales en el minuto 14 con gol de Ainhoa Marín e igualaron las del Puchades en el 85 con tanto de Emma.
Ainhoa Marín rompía en el minuto 14 el 0-0 inicial con un chut desde fuera del área grande que se colaba por la escuadra derecha de Canales. Hasta este momento, ni Valencia CF Femenino ni Deportivo Abanca estaban siendo superiores al rival.
El gol afectaba a las valencianas en lo anímico, que se mostraban algo imprecisas a la hora de hacer circular el balón. De todos modos, las gallegas no aprovechaban la situación y el choque volvía a equilibrarse en cuanto a juego y sensaciones.
El mayor peligro de las blanquinegras llegaba sobre todo a balón parado, si bien tanto las faltas como los córners acababan topándose con Inés Pereira y su defensa. De hecho, en los minutos finales las valencianistas llegaban a disponer de tres saques de esquina consecutivos, aunque sin consecuencias en el 1-0, marcador con el que se alcanzaba el minuto 45 de la primera mitad.
El Valencia CF Femenino saltaba al verde de nuevo consciente de la importancia de los puntos en liza. En el minuto 52 las de Cristian Toro reclamaban penalti sobre Ali, pero la árbitra no lo consideraba. Por su parte, las de Fran Alonso administraban el 1-0 con criterio.
Aida, en el 62, veía como su centro chut desde la derecha golpeaba el larguero tras tocar ligeramente el balón Inés Pereira. El empate había estado cerca. Aun restaban 28 minutos más añadido para conseguirlo. Probaba Alice en el 68, recibiendo un centro de M. Martí, remate que blocaba la cancerbera local. Había que seguir intentándolo.
El Valencia CF Femenino iba a poner todo su empeño en ello, con el riesgo que eso suponía a sus espaldas. Canales evitaba el 2-0 en el minuto 81 al despejar con el pie en línea de gol un remate de Ainhoa. Cuatro más tarde, en el 85, Emma lograba el 1-1 con un derechazo cruzado desde fuera del área grande. La fe de las blanquinegras tenía su recompensa y finalmente sumaban un punto más importante de lo que parece.