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ANÁLISIS | LA CANTINA

¿Quién es Carlos Corberán?

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VALÈNCIA. Tengo la sensación de que la televisión es un continuo ‘late night’.Yo no es que no vea la tele, es que no tengo tele. Pero el algoritmo de las redes sociales me escupe cada día toda una batería de pequeños ‘clips’ en los que aparecen los personajes más variopintos hablando con David Broncano, Pablo Motos, Giró y otros que no conozco. Siempre me gustó escuchar entrevistas, pero debe ser que a la gente no, solo en este formato comprimido dentro de programas frenéticos en los que no paran de pasar cosas y de soltarse chistes que la gente ríe de forma exagerada alentada por un regidor.

El otro día, entrando en RTVE Play, me encontré con una serie de entrevistas del Loco de la Colina y me puse unas pocas. Eso sí que eran entrevistas. Jesús Quintero fue un maestro en el sentido más amplio, aunque son pocos los alumnos que han encontrado un espacio en televisión para tener una conversación sosegada con un famoso. En los últimos años ha sido imposible ver una entrevista extensa con Rafa Nadal, por ejemplo. O con Pau Gasol.

Creo que de ahí viene el éxito de algunos podcast. Los podcast, básicamente, son radio. Pero ahora, por suerte, la radio está siendo televisada. El algoritmo, siempre tan sabio e intuitivo, ya ha detectado que a mí me gusta que me lance a la pantalla un cachito de una entrevista de Mara Torres, de Carlos Alsina o de Àngels Barceló y José Luis Sastre. Tiene guasa que la única televisión que vea sea radio troceada y desgajada.

 

Soy un inadaptado. No me gusta demasiado el fútbol, el opio de España, pero llevo ya tres temporadas teniendo que ir a Mestalla a trabajar. Creo que no hay partido ni rueda de prensa en la que me quede estupefacto escuchando alguna opinión, siempre tajante, de los periodistas futboleros, que son los más listos del mundo.

 

En una de las últimas jornadas escuché a un periodista ‘preguntarle’ al gran Carlos Corberán que el Valencia, pese al empate final, había merecido la victoria. Otro compañero explicó después en uno de esos sermones que sueltan todos antes de preguntar, que el Valencia había merecido claramente la victoria. Y yo les escuchaba y, como soy tan despistado, hacía un rápido repaso mental para enumerar las ocasiones de gol claras que había tenido el Valencia. Pero solo me salía una. Y entonces, me preguntaba yo en silencio mientras unos sermoneaban y preguntaban y otro respondía, cómo era posible que el Valencia hubiera merecido claramente la victoria si solo había tenido una ocasión clara. Más allá de que si ha tenido quince y no las ha transformado es que igual no merecía ese triunfo.

 

Tan estupefacto estaba que, al acabar, me dirigí a un par de compañeros, dos de los más sensatos, y les pregunté si ellos también pensaban que el Valencia había merecido esa victoria, y ambos me dijeron que sí. “Pero si no ha tenido ocasiones de gol”, repliqué humildemente. “Ya, hombre, pero ha dominado claramente”, me contestaron.

 

Ese día, como otros tantos, me fui de Mestalla pensando que igual el problema es que no tenía ni idea de fútbol, que puede ser, pero al día siguiente, cogí el teléfono, abrí la aplicación de Instagram y el algoritmo me lanzó un discursito para À Punt de Fernando Gómez Colomer, un exfutbolista tan sabio y tan docto que era conocido como ‘el catedrático’. Y resulta que el antiguo capitán del Valencia decía que el equipo de Corberán, por ocasiones, no había merecido más que el empate que había cosechado en Mestalla.

 

Abrí mucho los ojos y exhalé un suspiro.

 

A Corberán no le hemos escuchado fuera de las salas de prensa. No habla. No sé si no habla porque no le gusta hablar, que creo que ese no es el problema, o porque el club, su club, no quiere que hable. Es tan habitual esto, no solo en Valencia sino en todos los grandes equipos de Primera y Segunda, que ningún periodista se frustra demasiado por esto. Y yo que soy un viejo novato (por segunda vez) en esto del fútbol, sigo extrañándome para mis adentros, que es como hablo yo en el fútbol para no parecer idiota.

 

Casi nadie en España sabe quién demonios es este entrenador delgadito, con la voz ronca y mucha cabeza que ha reflotado un Valencia que estaba hundido. Casi toda su carrera como entrenador la ha pasado fuera de España, sobre todo en Inglaterra, y eso hace que los aficionados no sepan quién es, qué piensa, o a qué dedica el tiempo libre, que cantaba José Luis Perales. Minucias que, en el fondo, tanto gustan a todo el mundo. Recuerdo a un jefe que, muy acertadamente, siempre me repetía que a la gente, pese a que los periodistas serios parecían despreciar este tipo de información menor, le encantaba saber qué vino le gustaba beber a su ídolo o qué coche conducía.

 

De Corberán no sabemos sus gustos ni mucho más. No habla. O no le dejan. El fútbol es así.

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