Portería a cero

VALÈNCIA. Hace unos días tuve la oportunidad de leer una entrevista a Quique que dejaba el siguiente titular: “Portería a cero y luego todo lo demás”. La conversación con el hoy entrenador del Getafe venía firmada por Enrique Ortego en las páginas de El País. El encabezamiento no distaba mucho de una charla que tuve con él en 2006, cuando servidor escribía en las páginas de El Mercantil y Quique dirigía al Valencia, en la que me insistía que un gran equipo se construye desde la defensa. Más de quince años después, Quique continúa con ese mismo discurso que tanto éxito le ha dado en todos los clubes por los que ha pasado. Un Getafe que reverdece, el último.

Sin embargo, en aquellos tiempos, el mensaje del entrenador no caló en Mestalla. Más bien todo lo contrario. “Barraquero” o “Quique me aburro” fueron algunas de las lindezas que se tuvo que escuchar. Curiosamente, en su época de futbolista, Quique fue un lateral muy ofensivo. El año de Segunda, con el “dos” a la espalda, marcó 9 goles. Fue el segundo máximo anotador por detrás de Alcañiz (10), pero con los mismos que Fernando y el malogrado Sixto. Aquel equipo subió a Primera cerrando su portería. Solo encajó 36 goles en 44 partidos. Los mismos que lleva el Valencia de Bordalás en 22 encuentros disputados. Era Segunda, es cierto, pero la estadística no deja de estar ahí. Entre ese fútbol ofensivo del Quique jugador y la idea de que sus equipos no encajen goles, encontramos la palabra clave: equilibrio. Se puede disfrutar dude un fútbol más o menos vistoso, es cierto, pero siempre partiendo del “portería a cero”. Los grandes equipos siempre se han construido desde atrás. Ya sea el Valencia del Doblete, el Milán de Sacchi o un Barça de Pep Guardiola que defendía desde la posesión del balón.

Volviendo a Quique y al año 2007. Aquel discurso barraquero del entrenador le costó el cargo en Mestalla. Sin embargo, más de quince años después, Bordalás hace unas declaraciones idénticas pero nadie le critica. Pepe habla de urgencia de cortar los horrores defensivos (Héctor Cúper dixit) o de la falta de oficio en la plantilla, y todo el mundo aplaude. Ambos hablan de lo mismo pero el trato que reciben es bien distinto. Esto me recuerda al refrán: “Más vale caer en gracia que ser gracioso”. Y aquí, por desgracia, la verdadera realidad es que al Valencia le han marcado el 53% de sus goles dentro del área pequeña. El equipo lleva encajados 20 goles más que el Sevilla y 19 más que el Athletic de Marcelino. A mí, tanto Quique como Bordalás me parecen dos entrenadores de sobra cualificados. Con aptitudes y conocimientos de máximo nivel. Y lo que me fastidia es que no se valorara a Quique como merecía o que se comience a cuestionar a Bordalás si no se logra entrar en Europa. Al tiempo.

Siguiendo con ese baile de cifras aterradoras. El Valencia, con 36 goles en contra, es el segundo equipo de la Liga que más tantos encaja. En esta dudosa clasificación de privilegio solo es superado por un Levante (43) que huele y mucho a Segunda División. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de fichar a los noveles Pereira o Lisci los de Orriols hubieran apostado por la experiencia de Quique?. Nadie sabe si estarían ahora en la posición que ocupa el Getafe, pero seguro que habrían cerrado su portería. Porque ese titular de prensa de muchos años ha, esa máxima de la historia del fútbol que pregonan los Quique, Bordalás, Benítez, Ranieri, Héctor Cúper y un largo etcétera… continúa a día de hoy más vigente que nunca.