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Prioridades

23/05/2020 - 

VALÈNCIA. Ahora que parece que andamos algo más cerca del final de la pesadilla, debo reconocer que me ha costado ‘Dios y ayuda’ atender a la actualidad del fútbol y... ni siquiera pensar en fútbol cuando se estaban contando por cientos los caídos, por cientos de miles los contagiados y por decenas de millones los asustados ante un enemigo tan poderoso y letal. Por una parte porque me consta que, en cuanto al mercado de fichajes, todo está -en el Valencia- mucho más parado de lo que se cuenta por no poder saber cómo andará la cuenta corriente cuando termine la temporada y... por otra, porque pese a tener muchísimas ganas de ver fútbol, este paréntesis envenenado por el virus me ha ayudado a redimensionar las cosas y otorgar valor a lo verdaderamente importante. En mi vida el fútbol no ha sido importante, ha sido importantísimo pero nada es más importante que la propia vida y me ha resultado hasta frívolo pensar en fútbol cuando nos encontrábamos en la parte más oscura de un trance tan catastrófico. 

Y... verdaderamente creo que no he sido el único. He creído percibir que la gran mayoría hemos puesto en cuarentena nuestro ‘fervor futbolero’ entendiendo que eran otras, bien distintas, las prioridades y que eran otras, bien distintas, las cuestiones que nos quitaban en sueño en las interminables noches de insomnio reencontrándonos en ese lugar común del fútbol entendido como lo más importante entre las cosas poco importantes. Muestra de ello es, por ejemplo, la ausencia de beligerancia con respecto a la resolución NO adoptada hasta el momento referente a los abonos que el aficionado pagó para toda la temporada: han pasado más de dos meses desde que quedó interrumpida la Liga, se sabe casi desde entonces que no podremos volver a poner el pie en Mestalla y todavía el Club no ha oficializado, más allá de alguna filtración, de qué manera va a devolver o compensar a los abonados por los partidos que no podrá presenciar por los que pagó religiosamente el verano pasado. Una circunstancia así hubiera despertado una protesta generalizada y más en un contexto, como el de antes de la pandemia, en el que Mestalla elevó su voz con claridad meridiana contra Peter Lim y su diplomático Presidente. Sin embargo... no se ha percibido un clamor sonoro al respecto salvo alguna tímida reivindicación en redes sociales y es que... la gente está a otras cosas. Tenemos todos ganas de fútbol porque nos gusta y porque tenemos ganas de recuperar lo que perdimos, pero ya no es una prioridad. O cuanto menos no lo es para una gran mayoría que anda preocupada por un virus que sigue circulando amenazador entre nosotros, por un país que está tomando una deriva preocupante y por un futuro laboral que que se presenta negro. Pero... sí, queremos que vuelva aunque tengamos que acostumbrarnos a la anormalidad de una grada vacía y de unos futbolistas que no se abrazan al marcar un gol. Queremos que vuelva aún sabiendo que nos es lo más importante. Queremos que vuelva a lo mejor por esa misma razón: Porque nos pueda servir para desconectar durante noventa minutos de una realidad que no pinta bien.

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