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nunca he estado en turquía / OPINIÓN

¡Qué pena, Peter!

16/01/2024 - 

VALÈNCIA. En días como estos en los que después de cuatro años aciagos y uno especialmente agónico (el anterior), el valencianismo vuelve a sonreír gracias a sus jugadores y su entrenador, a alguien le toca la ingrata labor de echarle agua al vino y recordar dónde estamos.

El inmenso mérito de un entrenador al que le dieron una plantilla insuficiente (reconocido implícitamente por una propiedad que fijó la permanencia como objetivo), y de unos chavales obligados a madurar a la fuerza sin más planificación que la de cubrir bajas sin invertir en el equipo, hace necesario y obligatorio que haya quien recuerde la realidad actual.

Baraja y los chavales están sujetando una entidad centenaria ante el abandono de su propietario y la nula gestión de los empleados locales disfrazados de ejecutivos. Detrás de los chavales y el Pipo no hay club, y eso conviene seguir teniéndolo claro y cristalino.

Es normal que los aficionados sonrían y disfruten con lo que están haciendo los niños, la labor del periodista es tener la frialdad suficiente para el análisis, aunque éste sea impopular. Que las cosas estén saliendo bien, no significa que se hayan hecho como correspondería en un club serio. Si uno coge el coche tras una cena habiendo tomado dos copas de más, puede que vuelva a casa sin que lo pare la policía o sin que tenga siniestro alguno, pero eso no quitará para que todos tengamos claro que no se ha hecho lo correcto a pesar de haber tenido un buen final.

Que tras los chavales no hay club, es tan evidente como que hace un mes Layhoon dijo que no había presupuesto para fichar. Basta con un movimiento de "Yorye" en Portugal para que el viernes Miguel Ángel García Pérez-Roldán fuera al Pizjuán y tras el Sevilla-Alavés se reuniera en un hotel con Rafa Mir. El pulgar hacia arriba o hacia abajo del amado líder en Singapur es quien marca qué se hace mientras aquí calientan la silla (eso sí, a muy buen precio).

Por eso me da pena que el club esté en las manos que está. Porque pese a haberse encontrado con una excelente base para un esplendoroso futuro, sabemos que a 11.000 kilómetros poco importa eso. Que desmantelará el equipo según le apetezca como destruyó el proyecto de 2019 o sentenció a Bordalás antes de la final de La Cartuja porque en enero retrató el proyecto ante la falta de refuerzos. Porque los resultados no sirven en esta empresa de Meriton (bien lo saben Marcelino y Bordalás) más que para darle alegrías a la fiel afición que ha salido en rescate de los chavales en la grada de Mestalla. Y si Peter se levanta un día con el pie izquierdo Baraja le puede durar menos que un gin tonic a Anil Murthy.

Por eso me da una inmensa pena pensar en la oportunidad que va a dejar pasar quien toma las decisiones en el club, porque el fútbol es lo que menos le importa. Y si no es el próximo verano, será en dos o en tres, pero en cuanto lleguen las ofertas por determinados futbolistas, adiós a una generación que se presume de época.

Así que lo siento si les he amargado el comienzo de semana tras la exhibición en Cádiz, pero creo que a veces hay que hacer el análisis correspondiente más allá de los resultados aunque la demagogia barata haga que te cuelguen la etiqueta de que te molesta que el equipo gane. Pero en esas, uno tiene ya las espaldas muy anchas y sobre ellas, descansa una conciencia bien tranquila.

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