VALÈNCIA. La pívot Raquel Carrera, que se rompió el pasado jueves el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, alzó al cielo este domingo la primera Copa de la Reina, después de que Queralt Casas, capitana del equipo, le cediera el privilegio y decidiera que la gallega fuera quien levantara el trofeo.

Este gesto, el primer paso de la recuperación anímica de la gallega, muestra la unión del vestuario con la jugadora, que tras lesionarse en el partido de cuartos de final ante el IDK Euskotren, se perderá lo que resta de temporada y también los Juegos Olímpicos con la selección.

Carrera, de apenas 22 años pero que lleva en Valencia Basket desde verano de 2019, cuando fue fichada y cedida un año al Araski, es uno de los pilares del conjunto ’taronja’ y una de las piezas fundamentales del vestuario, un bloque nacional que lidera Rubén Burgos como entrenador pero con la ayuda de jugadoras como Queralt Casas, Leticia Romero, Cristina Ouviña o la propia Raquel Carrera.

Leticia Romero, MVP de la Copa de la Reina, destacó al término del encuentro que ”sin duda” dedicaba a Carrera la victoria porque para el vestuario “es un pilar, una pieza superimportante”, por lo que desde que sufrió la lesión, todas tenían ”claro que la victoria iba por ella y va por ella”, insistió la base canaria.

De hecho, el pasado jueves, Casas incidió en la importancia no sólo deportiva de la gallega, sino también anímica y se echó a llorar al recordar la incidencia de Raquel Carrera en el vestuario valenciano.

La jugadora gallega ha estado presente durante los encuentros de semifinales y la final sentada junto al banquillo valenciano y ha presenciado este último partido ayudada de unas muletas que le han acompañado durante los últimos días.