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Reanímalo

3/10/2021 - 

VALÈNCIA. El Valencia está en la UCI. Con pronóstico reservado. Me temo que, por desgracia, tiene muy complicado recibir el alta en un corto espacio de tiempo. Confío, y eso me lo tendría que decir Libertad VCF si ojalá logra el 5% para fiscalizar la gestión de Meriton, que la economía del club no se encuentre en cuidados paliativos. Esperanza y fe de un futuro mejor no me faltan. Pero me temo lo peor. Que cualquier día Mestalla reviente como el volcán de La Palma y saltemos todos por los aires. Aunque visto lo visto, si eso sucede, igual a la larga hasta nos encontramos mucho mejor. Que tampoco es tan complicado…

El otro día en El Club del Raje, la tertulia de todos los miércoles del programa 90 Minuts de la 99.9 Plaza Radio junto a mis amigos Juanjo Romero y Sergio Arlandis, comparábamos la pesadilla que vive el Valencia con una de esas películas de cine gore. Los presentadores, Montalt y Folgado, consideraban acertada la semejanza. En ese tipo de films, cuando el protagonista se desmaya tras ser torturado sin piedad, siempre aparece el psicópata de turno para forzar el mecanismo y que pueda continuar el martirio: “Reanímalo”, ordena. Pues eso, al Valencia lo fustiga Peter Lim y cuando el club se desangra, el magnate le inyecta la cantidad de dinero necesaria (en este caso una ampliación de capital) para que pueda continuar el tormento.

Como ya digo, la situación del Valencia es crítica. Sin embargo, antes de buscar soluciones, convendría echar la vista atrás y recordar cómo hemos llegado hasta aquí. No podemos olvidar que el valencianismo sufrió el mayor engaño de su Centenaria historia con aquello de “la mayor transacción del fútbol mundial”. Esa trilera campaña orquestada por Amadeo Salvo, con Aurelio Martínez como cómplice, y con la inestimable ayuda de una multitud de energúmenos dirigidos por ciertos medios de comunicaciones de cuyo nombre no quiero acordarme. Esos mismos que le pusieron la alfombra roja a Lim, esos que necesitaron un roquete de lo que babearon con la llegada del millonario, todavía han sido incapaces de pedir perdón. No han respondido ante nadie. Ni siquiera ante su consciencia. Recuerdo que, en aquel torticero proceso de venta, escuché una frase lapidaria de Paco Roig que se me quedó grabada: “Lim ha dicho que pondrá 150 millones, pero cuando se vaya aún le deberemos dinero”. Y así ha sido.

Peter Lim es el problema. Pero también puede ser la solución. Tengo muy claro que el Hijo del pescador, como así escribió un felador en un publireportaje de la época, se tiene que marchar del Valencia. Pero, y aquí radica mi gran duda, creo que igual nos hemos equivocado la estrategia. Hay veces que me planteo si estamos cometiendo un error táctico cargando a diario nuestras críticas contra su nefasta gestión y las iras contra su persona. Esa incertidumbre me persigue. No sé si, quizás, sería mejor tratar de entendernos con Meriton para poder recuperar el Valencia y que vuelva a manos de los valencianos. Digo entendernos con Lim en primera persona, que no con su grupo de colaboracionistas (tipo Murthy y compañía) que disfrutan en València de sus días de vino y rosas mientras Mestalla arde.

Para conseguir la marcha de Lim hay abiertas varias vías. Está la jurídica, que será larga y tortuosa en los juzgados, y creo que no disponemos del tiempo necesario para poder afrontarla. También está la plausible iniciativa de Libertad VCF, pero el propio Lim se ha encargado de torpedearla con una nueva ampliación de capital. Y, por supuesto, la movilización del aficionado quien, de forma pacífica y tirando de originalidad, puede amargarle al magnate singapurés cada fin de semana que el equipo juegue en Mestalla. Pero creo que la urgencia invita a otra cosa.

A mi entender, Peter Lim está en posición negociadora. Y que, como buen comerciante que es, tiene muy claro que ni para comprar ni para vender hay que mostrar interés. Creo que lo único que está intentando Lim es recuperar la inversión que ha hecho en el Valencia y, si se puede, un algo más que llevarse a la boca. Un plus diferencial que justifique el desgaste reputacional que ha sufrido desde que aterrizó en Mestalla. Por eso digo que, igual, hay entenderse con el magnate singapurés y que la solución pasa por comprarle las acciones. Eso significaría que hay que llegar a las exigencias económicas del propietario. Si es que de verdad Lim quiere vender. Porque de lo contrario… “Reanímalo”.

 

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