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ANÁLISIS. el líder socialista desdeña la vía valenciana y fuerza unas nuevas elecciones

Sánchez se sale con la suya

18/09/2019 - 

VALÈNCIA. España vivirá sus cuartas elecciones generales en cuatro años. Esta es la consecuencia del tacticismo llevado al extremo por el líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, quien llegó este martes a la obligada cita con el Rey Felipe VI sin haberse visto cara a cara con su potencial aliado, Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, y tras una campaña de tierra quemada con otras fuerzas de carácter conservador que podrían facilitarle la aritmética.

Este es probablemente el gran fracaso de Sánchez. Su obsesión por la victoria en el relato y su pasión por los sondeos abocan al país a unos nuevos comicios que sólo él -aparte de sus más fieles seguidores- desean. Si en abril de este mismo año su campaña dirigida a agitar el miedo a la ultraderecha funcionaba, los sucesivos episodios de negociación fallida evidencian que las prioridades eran otras.

El crecimiento de Vox se ha diluido y, según las encuestas, la derecha no apunta a sumar los apoyos suficientes para alcanzar los 176 escaños de la mayoría absoluta. Esta ecuación, sumada a unas previsiones discretas de Unidas Podemos y un hipotético descenso de Ciudadanos, han llevado al líder socialista a buscar una nueva reválida en las urnas que le permita reiniciar la negociación a izquierda o a derecha con más de 123 escaños, que son los que tiene ahora. ¿Cuántos votantes escucharán la llamada? Esa es la gran pregunta. 

El papel (o papelón) del resto de líderes

Si Sánchez ha culminado su deseo de acudir a las urnas puesto que no le permitían gobernar como si tuviera mayoría absoluta pese a no tenerla, otros líderes políticos tampoco pueden esconder sus múltiples errores en este proceso.

Sánchez e Iglesias en su último cara a cara el 9 de julio. Foto: EFE

Así, Iglesias no cedió en julio cuando debía, Rivera salió de su espiral de vetos a última hora para simular una oferta y Casado no ha querido saber nada de imitar al PSOE con una abstención técnica como sí hicieron los socialistas con Mariano Rajoy. Un panorama desalentador para el electorado que, a buen seguro, conllevará a una caída en picado del nivel de la próxima campaña, donde todo mensaje irá dirigido a fijar la culpa en los rivales directos.

Con estos mimbres, resumir las últimas jornadas resulta casi anecdótico. Sánchez no se reúne con Iglesias -el que debía ser su socio- desde el 9 de julio: en pleno siglo XXI, la era digital, las cartas, llamadas y las reuniones con intermediarios se han convertido en la tónica en la izquierda española. Un método idéntico al que se ha aplicado con el último intento -tarde y mal- de Rivera, que se ha despachado de similar forma aunque con menos contemplaciones.

De esta manera, Sánchez ha puesto de manifiesto que el PSOE en España no quiere saber nada de la vía valenciana que en más de una ocasión han reivindicado tanto el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien gobierna la Generalitat junto a Compromís y Unides Podem, como Mónica Oltra o Joan Baldoví en Madrid. Un sistema con errores y desajustes pero que permite la existencia de un Ejecutivo estable, cosa que no ocurre en España desde hace cuatro años debido a la rebelión de PP y PSOE a aceptar a nuevas fuerzas políticas en la ecuación. Un pulso a vida o muerte por la supervivencia del bipartidismo.

El Rey constata que no hay apoyos

En cuanto a la jornada vivida, el Rey cerró la ronda de consultas con los partidos políticos este martes y constató que no existía un candidato con los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno.

Así, Felipe VI comunicó a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que no formularía "una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno", remitiendo al artículo 99 de la Constitución.

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y el Rey Felipe VI. Foto: EFE

Un artículo que reza que si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey "disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso".

Ese plazo de dos meses se cumple el lunes 23 de septiembre, después de que el pasado mes de julio el candidato socialista, Pedro Sánchez, no lograse el respaldo del Congreso para ser presidente del Gobierno. Así, las elecciones serán el 10 de noviembre.

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