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opinión / peleando a la contra

Saudade blaugrana

Esa nostalgia tristona de los portugueses se ha apoderado del levantinismo, tras cinco partidos sin ganar y tres derrotas consecutivas. Si esto sigue así en breve hará acto de aparición el pánico. ¿Qué fue de aquel Llevant que enamoró con su fútbol a final de la temporada pasada y que frente al Betis pareció anunciar que todo seguía igual? 

28/09/2018 - 

VALÈNCIA. Poco queda. Nada, desde luego, si nos atenemos a lo visto en Zorrilla. La escuadra mágica de Paco López se ha desleído como un azucarillo con el paso de los partidos y ayer mostró un rostro insólito, fue un facsímil del equipo taciturno y moribundo que se estrelló durante 21 jornadas a las órdenes de Muñiz.

Sin faro.

El fútbol vistoso y alegre se esfumó, sustituído por las imprecisiones, las pedradas y las pérdidas, flagrantes cuando acontecen en los pies de Campaña, que era, hasta hace nada, quien marcaban el ritmo de un once ganador. Así es como el sevillano ha perdido los galones y también la confianza de sus compañeros, que ya no arriesgan y optan ahora por el patadón y tente tieso, rehuyendo, por ejemplo, la salida de balón controlada, una de las señas de identidad de López. 

Ni Campaña, ni Morales ni Bardhi, con Jason relegado al banco y los puntas perdidos en tierra de nadie. Se apagaron los faros que aparecían por doquier; se colaron en el manual de fútbol blaugrana los pases que ofrecen melones y siembran una desesperación frustrante en los dos de arriba. ¿Cómo se llega hasta aquí? La sucesión de errores de los últimos partidos –y sus consecuencias en los resultados– han acongojado a los futbolistas, tal vez.

Y sin carácter.

Campaña y Morales volvieron a tener una tarde aciaga e intermitente y bajaron los brazos, resignados y hundidos. Bardhi tampoco estuvo fino pero al menos se vació, lo dio todo. La lucha está en sus genes. Con el corazón gripado, a los granota les duraba un suspiro el balón en los pies. Y el problema es que cuando se ausenta la templanza de las piernas de los jugones, Paco López no reacciona, como si hubiera fiado a ellos todo el crédito del equipo, como si Tito no se hubiera gastado una fortuna para ofrecerle alternativas. 

Para más inri, cuando no irrumpe el fútbol, tampoco aparece el carácter, la raza, ni el orgullo. Parece que, si no sale bien jugar al tiralíneas, no hay más opciones. Entonces se entra en depresión y el equipo se queda sin baterías y hasta sin alma. Es una carencia alarmante que solía quedar solapada por el buen trato del balón, no hace tanto.

El peor partido de la era López.

La escuadra levantina saltó atascada al césped de Zorrilla y se encajonó atrás, atemorizada aún por la fragilidad mostrada ante el Sevilla. Sin rastro del fútbol solidario de antaño, Pedro López y, en menor medida, Luna sufrieron de lo lindo, incapaces de frenar a los extremos pucelanos una y otra vez. Los centrales (pese a la débil marca de Chema a Ünal en el 1-1) se mostraron expeditivos y fiables ante el asedio vallisoletano. Postigo, además del gol, intentó contagiar a sus compañeros en unas cuantas arrancadas, tras el 2-1 y jugando ya con diez. Su esfuerzo fue estéril, no catalizó la reacción del resto del equipo. Los dos centrales, un Oier más seguro –aunque se quedó a media salida en el 1-1– y Vukcevic, una excavadora con un potencial enorme, frenaron como pudieron el ímpetu albivioleta y mantuvieron en pie al Llevant en la primera mitad, ante un rival inferior que debió ser víctima propiciatoria para restañar las heridas del 2-6.

El poder curativo del gol.

Aunque el partido de los blaugrana estaba siendo horroroso hubo dos opciones de victoria. La del 0-1, tras el cual el Llevant no supo cerrar filas. Y con 1-1, en el 52', cuando Masip salvó un disparo de Morales. En el 54' Medié expulsaba a Vukcevic, con una amarilla igual de rigurosa que la primera, y en el 55' Nacho marcaba el gol de su vida. Así se pasó del 1-2 al 2-1. Todo en diez minutos. A partir de aquí el partido fue un rondo blanquivioleta lentísimo ante un Llevant impotente: le costaba una vida recuperar el balón y lo rifaba en un suspiro, con un mal pase o un centro a las nubes. El gol tiene un gran poder curativo. El zapatazo de Morales pudo haber cambiado el rumbo, a pesar del mal fútbol. Pero sucedió todo lo contrario. Y la herida se ha endeñado, como delató la mirada cariacontecida de López en sala de prensa.

Mucho se ha hablado y escrito de la identidad futbolística del Llevant de Paco López, pero no se debe perder de vista que el curso pasado era un once sólido en todo el campo, que siempre jugó con un stopper y que cimentaba sobre esa fortaleza su vocación ofensiva. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué lo que la campaña pasada funcionaba como un reloj suizo, no lo hace ahora? ¿Es la ausencia de Lerma la clave del problema, como muchos apuntan? Es difícil dar con la respuesta. En todo caso, no creo que sentarse a esperar que Campaña recupere la inspiración sea el camino. Hay alternativas plausibles, aunque la ausencia de Vukcevic, sancionado ante el Alavés, no facilita las cosas, a corto plazo.

LOS GRANOTA, DE CERO A DIEZ

Oier (6); López (4), Postigo (6), Chema (5), Luna (4); Vukcevic (5), Bardhi (6), Campaña (4), Morales (5); Mayoral (5) y Roger (4).

67' Boateng (4) por Roger

72' Jason (5) por Mayoral

87' Moses (s. c.) por Pedro López

Paco López (5)

Goles

0-1 46' Postigo

1-1 49' Ünal

2-1 55' Nacho

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