VALÈNCIA. Fin al breve reinado de la Barachena. Baraja sigue. Marchena no. Baraja, si cumpliera su contrato, continuaría hasta 2025. Un año tan hipotético que nos obliga a preguntarnos si por entonces no nos habrá deslocalizado Layhoon, sustituyéndonos por bots de grada. Es más, ¿seguirá ella en esa fecha remota, le seguirán obligando a hacer de presidenta?
Con Baraja, que llenó de certeza y valentía su empleo temporal, hay dos dudas sobrevolando. ¿Lo han contratado por sus dotes como entrenador o por la prolongación de su efecto cosmético? Por febrero se fichó a un símbolo para cambiar la conversación y que se dejara de hablar de la caída de la dirigencia en la bolsa reputacional. De refilón, ficharon a un técnico con el arrojo suficiente como para mancharse las manos. ¿Pero y ahora? ¿Se cree en Baraja como puntal de un nuevo proyecto deportivo o se extiende a Baraja como garantía para hacer de paraban de Meriton? Vaya, cuántas preguntas retóricas.
La segunda duda, la más trascendental, comprende la
disposición del propio Baraja para asumir el cargo. Ya no será el mismo Baraja porque su rol cambia por completo. De ser el custodio del club (la leyenda al rescate) pasa a ser el capataz de un modelo, el de Solís y Corona, manejados a distancia. ¿Es cuestionable? No, porque es humano. Pero deberá ser consecuente cuando su equipo se parezca más a la inanidad de Corona que a lo que él pretendía.
¿Se quejará cuando el entrenador vea que su plantilla, con una media de edad de 14 años, presente síntomas de desconcierto y ausencia de liderazgos? ¿Habrá protestas y filtraciones cuando, en lugar de un 'seis' robusto, experimentado y barajista, tal y como le prometieron, se importe a un lateral izquierdo nacido en Martinica y en propiedad de un club belga, aunque cedido por dos veces a un club portugués y otro turco?
Para entonces no existirá engaño. No hay posibilidad de que a Baraja lo engañen. Ha caducado ese escenario. Lo único que podría darse es que Baraja se hubiera engañado a sí mismo. Ya puestos, conviene que corra ese riesgo. Es Baraja contra todo. Especialmente, la realidad de Baraja contra los ideales de Baraja.