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Si el Bar Torino lo hubiera dejado para 1920…

19/03/2020 - 

VALÈNCIA. Lo típico que, reunidos en el Torino bajo el efluvio de lo nuevo, uno de ellos en mitad de la comitiva de jovenzuelos encendidos dispuestos a crear un nuevo club, levanta el brazo e interviene: “¿y si lo dejamos para el año que viene? No sé, este año vamos hasta arriba de trabajo, esto requiere calma, pensarlo bien”. Octavio Milego, Gonzalo Medina y el resto de concilio, concuerdan. Se dan un año. No hay moneda al aire. Nos vemos en doce meses. El Valencia se funda en 1920.

Requiebros del destino, el ir dejándolo hubiera deparado un Centenario confinados. Quejicas sin fronteras, ahora es cuando tomamos todavía más en consideración cómo de palpitante fue hace un año el recorrido por la ciudad -el encuentro entre club y urbe-, cómo de efervecente el partido de las leyendas, cómo de definitiva la celebración de Sevilla a València. Cómo un centenario de calle y grada se salvó del requiebro definitivo del destino.

De haber nacido en 1920, en este día 19 nuestros músicos interpretarían una sintonía ondulada, el Amunt València! encerrados de balcón en balcón. La marcha cívica se hubiera realizado por multiconferencia, conectados por Skype, caminando a lo largo del pasillo, una y otra vez, con un bando final enunciado por Paco Lloret emitido a través de drones sobrevolando las calles. Las lonas negras tomando los balcones como una alfombra aérea. Trump, en lugar de Batman y DC, pidiendo explicaciones al equipo del murciélago por la sopa de Wuhan. 

El partido de las leyendas se hubiera jugado por Fortnite, conducido por Enrique Arce. Mendieta, por problemas de agenda, no se hubiera podido conectar. Al Kily González lo hubieran expulsado al inicio de sesión. 

Tamara Gorro haría un tutorial sobre cómo celebrar en tiempos de virus. La final de Copa (o lo que fuera) se hubiera jugado a un tres en raya por Twitter, ganada a pesar de la lesión del community manager. Celebrada con balconing. La única lástima, eso sí, sería que el propietario Peter Lim, cerradas las fronteras, no habría podido venir a València a estar en el año 100.

Gracias, fundadores, también por esto. Por no dejar para 1920 lo que pudisteis hacer en marzo de 1919. 

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