Siempre en mi equipo

VALÈNCIA. Hace muchos años que en aprendí aquel viejo refrán valenciano de "el sant, de quan més lluny, més miraculós", y para el Valencia CF se suele cumplir a rajatabla. A Carlos Soler lo ha llamado la selección española (Luís Enrique) para entrenar con el equipo dada la contingencia provocada por la baja de Busquets. Sin duda que es un justo premio a quien ha vuelto a tirar del carro cuando han venido mal dadas.

Porque sus goles y asistencias este año han sido una aportación descomunal para un equipo destrozado, maltrecho y al cual le faltaban demasiadas cosas como para que la descomunal aportación del valenciano fuera valorada como se merece. Había demasiadas vías de agua en el barco como para que luciera demasiado las toneladas de agua que el "8" ha achicado durante toda la campaña.

Porque cuando se dicen estas cosas hay una corriente generada en redes de "los periodistas lo defienden porque es de la terreta", y a mi me gustaría saber que causa-efecto hay entre defender a un jugador y su lugar de procedencia. O sea, qué beneficio sacamos encubriendo supuestamente el mal rendimiento de un paisano. Pero bueno, son los mismos que aclaman a otros futbolistas sólo por ser de fuera sin haber hecho la décima parte que Soler por llevar el barco a puerto.

Lo dije y lo repetiré cuantas veces haga falta, yo a Carlos Soler lo quiero siempre en mi equipo. Por la derecha, por la izquierda o por el centro. Más cerca del área rival o de la mía propia ayudando a sacar la pelota desde atrás. Metiendo los penaltis o fallándolos, a Soler lo quiero siempre con los míos.

Es más fácil y está más de moda bancar al de fuera aunque no haya aportado ni la décima parte que Carlos, al que Voro metió en medio de un equipo que se hundía en 2017 e hizo mejores a todos los mediocampistas que le rodeaban recién llegado a la élite. A quien algunos dijeron que Marcelino no le sacaría partido en la banda y el chaval lo hizo de cine; en la derecha y en la izquierda. Y a quien Jordi Alba aún anda persiguiendo en aquella carrera mágica en la banda del Villamarín para poner la pelota en la cabeza de Rodrigo y que este le hiciera el segundo gol al Barça en aquel inolvidable 25 de mayo de 2019.

Y este año, pese a cargar con un peso excesivo para él, estuvo mejor o peor, pero siempre dio la cara. Nunca bajó los brazos, nunca se arrugó y siempre dignificó esa camiseta cada vez que la vistió.

Reconozco que estoy loco de ganas de que a esta selección le vaya bien observando como la "prensa nacional" le está atizando a Luis Enrique por negarse a pagar el peaje blanco. Y lo que es peor, lo disfrazan con "no criticamos porque no haya ido Ramos", cosa que no se cree ni el que asó la manteca. Así que si encima ya tenemos a Carlos Soler llamando a la puerta mi apoyo a la selección es definitivo. Me alegro de que alguien haya podido ver el temporadón del valenciano. Estaba oculto, pero este reconocimiento es más que merecido. Lo dicho, Soler siempre en mi equipo.